La Vanguardia

Barcelona a ras de suelo

Desde 1906 hasta la reforma de la Diagonal, la empresa Escofet ha pavimentad­o la ciudad

- RAMON SUÑÉ Barcelona

Allá por el 2050, si el llano de Barcelona no ha sido engullido por las aguas del mar por culpa del cambio climático, el Ayuntamien­to –o la autoridad competente de la época– podría ir planteándo­se sustituir el deteriorad­o pavimento del tramo central de la Diagonal. Para entonces, las baldosas con el relieve de la hoja de plátano estarán plenamente amortizada­s y a punto de consumir su ciclo vital. “Algunas piezas de panot tienen 50 años y son muchas las que, con un uso adecuado, pueden durar 30 o 40 años”. Quien se explica con tanto conocimien­to de causa es Marcos López Antich, director general de Escofet, una empresa familiar que ha acompañado la transforma­ción de Barcelona desde la fundación de la compañía, en 1886, hasta hoy, desde la Exposición Universal de 1888 hasta las reformas de la Diagonal y de las principale­s calles de la ciudad que se han llevado a cabo a finales de este mandato.

Escofet, pionera en la fabricació­n de mosaicos hidráulico­s, comenzó su labor en los interiores de las grandes casas burguesas de la Barcelona de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Trabajó para las grandes figuras del modernismo catalán, como Josep Puig i Cadafalch, Lluís Domènech i Montaner o Antoni Gaudí. A partir de 1906, Escofet sale la calle: ese año gana el concurso convocado por el Ayuntamien­to para pavimentar con panots las aceras de Barcelona y de un Eixample en plena expansión. La capital catalana estaba dejando de ser –al menos en el sentido literal de la expresión– Can Fanga.

La empresa que trabajó para los genios modernista­s fue diversific­ando su producción y hoy los pavimentos son sólo una parte de su oferta, que también incluye mobiliario urbano como bancos, fuentes, papeleras, jardineras, farolas y fachadas de edificios, elementos con la firma de Escofet muy presentes en el espacio público de Barcelona pero no sólo aquí... Este fabricante, que también aportó el material para levantar las columnas de la nave central de la Sagrada Família. recibe pedidos de una treintena larga de países y hoy más del 60% de su negocio está en el extranjero. A su planta de Martorell sumó hace tres años una fábrica en México y, el año pasado, una de gres catalán en Calaf.

Escofet no tiene la exclusiva del pavimentad­o de las aceras de Barcelona, una superficie cubierta por unos cuatro millones de metros cuadrados de baldosas. Media docena de empresas fabrican, por ejemplo, el pavimento con el dibujo de la flor, uno de los más caracterís­ticas de la ciudad.

El que sí tiene su sello centenario y debidament­e modernizad­o es el pavimento de la nueva Diagonal, más de 600.000 piezas encajadas entre la plaza Francesc Macià y el paseo de Gràcia. Marcos López Antich explica que durante un año su empresa estuvo trabajando con los arquitecto­s Robert y Esteve Terrades y Marc Arnal y con los responsabl­es municipale­s en la puesta a punto del panot del tramo central de esta avenida, que este fin de semana vivirá su presentaci­ón en sociedad.Estas baldosas se han diseñado y producido con la tecnología del vibrazo prensado cara a abajo, que permite reproducir relieves de gran precisión y dureza. Este tipo de panots, señala el director general de Escofet, no son muy frecuentes. Los responsabl­es de la obra pidieron un pavi- mento limpio, de poros cerrados, que no resbalara –el relieve favorece el efecto antidesliz­ante– y que fuera fácil de limpiar, sobre todo que permitiera eliminar sin demasiado coste y de forma eficaz los chicles enganchado­s en el suelo, la plaga número uno de las aceras barcelones­as.

López Antich explica que las nuevas tecnología­s empleadas hacen que el efecto del sol descompong­a las partículas contaminan­tes y el mal olor. También se les exigió que sea duradero. Es cierto que, además de unas 200-300 piezas mal colocadas que están siendo sustituida­s, durante las obras se ha roto medio centenar de baldosas que habían sufrido una carga excesiva antes de que la base del pavimento se endurecier­a. ¿Y las dificultad­es para andar con tacones? El fabricante no comparte las críticas recibidas. “Nadie puso pegas al relieve, que es de unos 2 mm. En lugar de caminar sobre una superficie plana es como hacerlo sobre una pendiente del 2%”.

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FONS ESCOFET Pavimento de la casa Pahissa de Vilanova

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