“La extrema derecha del FN ya es primer partido de Francia”
Tengo 74 años y no soy un ordenador: mi experiencia cuenta. Nací en París. Me preocupa el auge de la extrema derecha y su ideología identitaria: han reconectado con la clase media. Para denunciarlo he escrito con Arnaud Esquerre: ‘Vers l’extreme’. Colabor
La extrema derecha puede ganar otras elecciones mañana: ¿qué pasa en Francia? Algo muy grave: el FN de Le Pen es la única fuerza que progresa de forma consistente; tiene mayoría de diputados en el Europarlamento y puede volver a conseguir la victoria mañana.
¡Pero si su ideario es ridículo! El error es no tomárselos en serio, porque uno de cada tres franceses les vota.
¿Por qué? El FN ya domina el debate político: decide qué es importante y todos aceptan su agenda y la derecha moderada los imita, por eso sus votantes prefieren votar al original lepenista y no a sus copias. Pero hay causas profundas aún más preocupantes...
¿Tantos xenófobos hay en Francia? Las derrotas ideológicas, al contrario que las deportivas, son generacionales: ¿por qué en España la extrema derecha no ha prosperado si su recesión es peor que la nuestra?
¿Porque ha sido fagocitada por el PP? Porque ya tuvo el poder cuarenta años con Franco, y cuando, para mantenerlo, dio el golpe del 23-F fue derrotada. Eso le impide practicar la única maniobra con la que un
partido extremista puede alcanzar el poder en democracia aprovechando una crisis...
Que en Francia y España ha sido grave. Los extremistas deben capitalizar la protesta contra el sistema corrupto y, al mismo tiempo, encarnar el genuino sentimiento nacional. Deben ser muy críticos y muy nacionalistas. Por eso, el FN está fuera del sistema, pero al tiempo identifica a la auténtica Francia. Ese es un cóctel imbatible.
¿Cómo se consigue? Lo logró también el PCF entre 1940 y 1980, porque, tras haber protagonizado la resistencia contra los nazis, los comunistas eran los más auténticos patriotas, aunque al mismo tiempo estuvieran fuera del sistema. Por eso dominaron la izquierda hasta que los derrotó Mitterrand.
¿Francia ya ha olvidado el colaboracionismo de su extrema derecha en Vichy? El Frente Nacional ha sabido rearmarla ideológicamente combatiendo la herencia izquierdista del 68. El punto de reconexión con las clases medias biempensantes han sido las manifestaciones contra el matrimonio homosexual, una iniciativa socialista.
¿Cómo se ha rearmado el FN? Ha actualizado la vieja herencia xenófoba y
antisemitaniendo los papelesde la Acciónpero cambiando Francesa de mante- actores. obreros Hoy alcohólicosel mal pueblo manipuladosfrancés ya no por son sindi-los catos sueldo comunistasdel gran capitale intelectuales transnacional. judíos a
Moros, ¿Quiénes negros sony simpapeleslos malos francesesque viven hoy?de la subvenciónnales, y sus asociadosen la banlieue, maricas,los barriosputas reivin-margidicativas¿Y quiénesy feministasson los desquiciadas...judíos de hoy?
Los intelectuales caviar que viven en lujosos pisos rehabilitados mientras juegan al izquierdismo de salón. Esos bobos (bohemios burgueses) cosmopolitas son niños malcriados con buenos sueldos del Gobierno y las multinacionales globalizadoras.
¿Y el buen pueblo francés?
Son los empleados y profesionales amenazados por el paro de las deslocalizaciones de la globalización, que ha acabado con el orgullo de lo bien hecho en Francia, pero la salvan formando familias normales, heterosexuales, sanas y francesas de toda la vida.
No es un planteamiento muy sólido.
No los menosprecie. Han desarrollado un formidable movimiento identitario que difunde la paranoia del gran reemplazamien
to: la sustitución definitiva del buen pueblo francés por un alud de inmigrantes, pese a que en realidad su porcentaje no ha variado en los últimos treinta años.
Pero ¿qué es ser francés?
Hervé Juvin, en La grande séparation. Pour une écologie des civilisations –por cierto, editada en la prestigiosa editorial Gallimard–, intenta responder a esa pregunta con una interesante y fundada teoría.
Listo, Juvin: ultraderecha ecológica.
Predica una estimulante mezcla de ecologismo bioevolutivo y obsesión identitaria antiglobalizadora. Frente al cosmopolitismo mundialista de la izquierda y al europeísmo de la derecha clásica, afirma que ese supuesto pacto social con el que cada individuo decide ser miembro de un Estado es una mera construcción mental...
Somos seres tribales –dice– o no somos.
Sostiene que, en realidad, el hombre no evoluciona en solitario, sino en comunidad, y que las naciones desarrollan una relación única y ancestral con su territorio que, junto con guerras y relaciones comerciales con otras naciones, constituyen su identidad nacional. Si la pierden, su vida se degrada. Y la UE es un atentado contra esa identidad.
Son Identitarios con Frontières.
Atacan a los intelectuales cosmopolitas, a los que acusan de querer un mundo sin fronteras para desintegrar las naciones milenarias y asegurar así al neocapitalismo mundial una humanidad compuesta únicamente de individuos aislados e indefensos a los que poder explotar de uno en uno.