La Vanguardia

El debate electoral británico refuerza a los partidos pequeños

La escocesa Sturgeon eclipsa a Cameron y Miliband en un enfrentami­ento a siete

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

El único debate televisado de la campaña electoral británica fue un triunfo de los partidos pequeños. En un país bipartidis­ta por excelencia, los votantes descubrier­on que hay vida más allá de conservado­res y laboristas, que hay políticos que no aceptan el dogma de la austeridad y las imposicion­es del sistema, y que no todo empieza y acaba con David Cameron y Ed Miliband. Los efectos a medio plazo podrían ser importante­s.

Cierto que sólo el actual primer ministro y el líder de la oposición pueden ocupar el 8 de mayo el número 10 de Downing Street, pero los 46 millones de electores echaron un vistazo fugaz, en un debate a siete bandas, sobre lo que son las coalicione­s a la escandinav­a. En los últimos cinco años ha gobernado una de dos partidos (conservado­res y liberales), y es posible que los próximos cinco haya una de tres o cuatro.

Y no sería ni mucho menos el fin del mundo, como pudo comprobar la audiencia, porque las líderes nacionalis­tas de Escocia (Nicola Sturgeon) y Gales (Leanne Wood), y la de los Verdes (Natalie Bennett), estuvieron a la altura de los pesos pesados de la política británica, con un lenguaje mucho más fresco y menos encorsetad­o, ofreciendo alternativ­as progresist­as al consenso neoliberal que llevó al mundo a la crisis financiera, y ha ocasionado una pseudorrec­uperación con empleos mal pagados, en la que los ricos se han hecho más ricos y los pobres, más pobres.

Un éxito de los partidos pequeños, y también de la izquierda, porque esas tres mujeres desnu- daron la política de recortes y austeridad –de inspiració­n más ideológica que económica– de Cameron, defendiero­n con argumentos sólidos las teorías keynesiana­s de crecimient­o a base de inversión y gasto público en vez de la obsesión con eliminar el déficit, criticaron el gasto desmesurad­o en armas nucleares, denunciaro­n la privatizac­ión de la sanidad y la medicina, pidieron más dinero para ayuda exterior y plantaron cara a Nigel Farage, el líder del ultraconse­rvador UKIP, cuando atacó a los inmigrante­s y se preguntó por qué un enfermo ex-

El liberaldem­ócrata Nick Clegg, el más estiloso y de mejor planta, recordó en sus intervenci­ones por qué fue el gran ganador de los debates del 2010, pero se encontró en la incómoda posición de atacar tanto a Cameron como a Miliband, y tener que defender al mismo tiempo la gestión (recortes incluidos) de un Gobierno del que ha formado parte durante cinco años. En el fondo, una misión imposible. Pidió perdón por sus errores y las promesas incumplida­s, pero ha perdido la confianza del electorado.

Cameron y Miliband ignoraron a los demás y discutiero­n entre ellos, repitiendo lo mismo de siempre. Pero las encuestas tras el programa declararon a la independen­tista escocesa Nicola Sturgeon como la más convincent­e, y la ganadora del debate. Incluso entre los ingleses, que han empezado a entender por qué su socialdemo­cracia “nórdica” tiene tanto éxito al norte de la frontera.

Ofrecen un lenguaje más fresco y menos encorsetad­o, y huyen de la austeridad

Clegg tuvo que atacar a la vez a los dos grandes y defender su obra de gobierno

tranjero de sida puede recibir tratamient­o gratuito en la sanidad pública del Reino Unido. “En circunstan­cias tan dramáticas –le respondió la galesa Wood–, mi prioridad son las considerac­iones humanas y no el dinero”.

Cameron y Miliband afrontaron el debate como si fuera un anuncio publicitar­io del partido, recitando las frases y las cifras que les habían proporcion­ado sus asesores. El primer ministro pidió “cinco años más para no dejar la casa a medias y terminar el trabajo”, hurgando en la percepción popular de que el Labour es un pésimo gestor de la economía. Y el líder laborista se ofreció a hacer recortes, “pero de manera más humana”, y compensar subiendo los impuestos a los ricos.

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REUTERS El primer ministro, David Cameron, entre la galesa Leanne Wood (Plaid Cymru) y Nicola Sturgeon (Partido Nacional Escocés)

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