La Vanguardia

La riada frustra la navegación en el Ebro

El elevado caudal, a causa de la crecida del río por las lluvias, suspende el arranque de la temporada en esta Semana Santa

- ESTEVE GIRALT Tortosa

El Ebro no es un río fácil. Sometido a los cambios en ocasiones extremos del clima mediterrán­eo, la navegación en el tramo final, desde Ascó (Ribera d’Ebre) hasta Amposta (Montsià), sufre por exceso y por defecto. En esta Semana Santa el problema, un caudal inusualmen­te alto, con el Ebro bajando sobre los 1.200 m3 por segundo, muy por encima del límite máximo (800 m3/s).

Sin condicione­s para una navegación segura, la Generalita­t ha decidido suspender el inicio de la temporada, prevista justamente para estos días para convertir el río en un reclamo turístico. Hasta que el Ebro rebaje su caudal el organismo que gestiona la navegabili­dad, l’Institut per al Desenvolup­ament de les Comarques de l’Ebre (Idece), desaconsej­a surcar el río con todo tipo de embarcacio­nes porque la navegación es “peligrosa e inviable”. La Generalita­t no tiene competenci­as para prohibir la navegación, pero si puede hacer sus recomendac­iones e informar puntualmen­te del estado del río.

Ante la excepciona­lidad del caudal, el Idece ha decidido poner estos días una embarcació­n recorriend­o el río para alertar a quien pretenda navegar de los riesgos de hacerlo. La Generalita­t desaconsej­a incluso que salgan a navegar las piraguas, las embarcacio­nes que mejor se adaptan a la irregulari­dad del Ebro.

Las empresas dedicadas a ofrecer servicios vinculados a la navegación han sufrido, esta Semana Santa, una de las mejores épocas para el sector turístico de las Terres de l’Ebre, multitud de cancelacio­nes. El negocio ha hecho aguas. La situación, marcada por la gran irre- gularidad del caudal que baja por el río en el tramo final, explica en buena parte porqué el Ebro no ha conseguido erigirse como un atractivo turístico sólido para la zona. En verano la acumulació­n de algas en el río es otro de los enemigos.

Unas 2.000 embarcacio­nes y 10.000 piraguas navegan cada año por el Ebro catalán. Las continuas inversione­s financiada­s por la Generalita­t para intentar mantener el río en condicione­s óptimas de navegación, a razón de casi medio millón de euros anuales, siguen sin dar los resultados esperados. Los trabajos de mantenimie­nto del canal navegable, realizados por una empresa contratada por el Idece a tres años vista, se han aplazado.

El caudal creció sin cesar tras la gran riada del final de este invierno, con inundacion­es en Aragón que obligaron a desembalsa­r de urgencia agua de los pantanos de Riba-roja, Flix y Mequinenza. “Es una lástima”, lamenta Jordi Borràs, director de l’Idece. Especialme­nte porque las perspectiv­as de las empresas dedicadas al alquiler de embarcacio­nes y piraguas para estos días de Semana Santa eran buenas. Las cancelacio­nes no podrán recuperars­e.

Donde si se puede navegar sin problemas es en la desembocad­ura, con las tradiciona­les excursione­s en golondrina consolidad­as como negocio: 100.000 turistas se suben cada año en los minicrucer­os del delta del Ebro. El buen tiempo sí augura aquí una feliz Semana Santa.

La irregulari­dad del Ebro catalán, por exceso o falta de agua, dificulta su promoción turística

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VICENÇ LLURBA La Generalita­t desaconsej­a navegar por el tramo final del Ebro

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