La riada frustra la navegación en el Ebro
El elevado caudal, a causa de la crecida del río por las lluvias, suspende el arranque de la temporada en esta Semana Santa
El Ebro no es un río fácil. Sometido a los cambios en ocasiones extremos del clima mediterráneo, la navegación en el tramo final, desde Ascó (Ribera d’Ebre) hasta Amposta (Montsià), sufre por exceso y por defecto. En esta Semana Santa el problema, un caudal inusualmente alto, con el Ebro bajando sobre los 1.200 m3 por segundo, muy por encima del límite máximo (800 m3/s).
Sin condiciones para una navegación segura, la Generalitat ha decidido suspender el inicio de la temporada, prevista justamente para estos días para convertir el río en un reclamo turístico. Hasta que el Ebro rebaje su caudal el organismo que gestiona la navegabilidad, l’Institut per al Desenvolupament de les Comarques de l’Ebre (Idece), desaconseja surcar el río con todo tipo de embarcaciones porque la navegación es “peligrosa e inviable”. La Generalitat no tiene competencias para prohibir la navegación, pero si puede hacer sus recomendaciones e informar puntualmente del estado del río.
Ante la excepcionalidad del caudal, el Idece ha decidido poner estos días una embarcación recorriendo el río para alertar a quien pretenda navegar de los riesgos de hacerlo. La Generalitat desaconseja incluso que salgan a navegar las piraguas, las embarcaciones que mejor se adaptan a la irregularidad del Ebro.
Las empresas dedicadas a ofrecer servicios vinculados a la navegación han sufrido, esta Semana Santa, una de las mejores épocas para el sector turístico de las Terres de l’Ebre, multitud de cancelaciones. El negocio ha hecho aguas. La situación, marcada por la gran irre- gularidad del caudal que baja por el río en el tramo final, explica en buena parte porqué el Ebro no ha conseguido erigirse como un atractivo turístico sólido para la zona. En verano la acumulación de algas en el río es otro de los enemigos.
Unas 2.000 embarcaciones y 10.000 piraguas navegan cada año por el Ebro catalán. Las continuas inversiones financiadas por la Generalitat para intentar mantener el río en condiciones óptimas de navegación, a razón de casi medio millón de euros anuales, siguen sin dar los resultados esperados. Los trabajos de mantenimiento del canal navegable, realizados por una empresa contratada por el Idece a tres años vista, se han aplazado.
El caudal creció sin cesar tras la gran riada del final de este invierno, con inundaciones en Aragón que obligaron a desembalsar de urgencia agua de los pantanos de Riba-roja, Flix y Mequinenza. “Es una lástima”, lamenta Jordi Borràs, director de l’Idece. Especialmente porque las perspectivas de las empresas dedicadas al alquiler de embarcaciones y piraguas para estos días de Semana Santa eran buenas. Las cancelaciones no podrán recuperarse.
Donde si se puede navegar sin problemas es en la desembocadura, con las tradicionales excursiones en golondrina consolidadas como negocio: 100.000 turistas se suben cada año en los minicruceros del delta del Ebro. El buen tiempo sí augura aquí una feliz Semana Santa.
La irregularidad del Ebro catalán, por exceso o falta de agua, dificulta su promoción turística