La Vanguardia

La Francia ‘vintage’

La resurrecci­ón de Sarkozy, el hombre que siempre ha andado erguido como si fuera alto, ha sido eufórica

-

Astuta y confiada, Marine Le Pen habla en nombre de la soberanía nacional; la política nunca es un artefacto perfecto

La adrenalina concentrad­a en sus pupilas, que se clavan como chinchetas allí por donde pisa. El mohín de distancia que media entre sus ojos caídos y la nariz aguileña. El pelo abrumado, con remolinos azabache que aún no se han dejado tomar por la canas. Y un taconeo al andar entre Gades y Clouseau. Sarko

est de retour. Como el torero que tras un par de años de melancólic­a retirada, en la que ha aprendido lo largo que es el amor y lo corto que es el olvido, regresa al ruedo en busca de oreja y rabo. Eufórica resurrecci­ón la suya, la de un hombre que siempre ha andado erguido como si fuera alto. En verano un bohemian bourgeois sans

chaussures, en invierno un ocioso expresiden­te que le llevaba a Carla la guitarra. Nadie había conseguido una diferencia tan abultada en la historia de la V República: la coalición de centro-derecha obtuvo 64 de los 101 departamen­tos. “Nunca una mayoría había perdido tantos departamen­tos. Nunca un gobierno en el poder había inspirado tanta desconfian­za. Nunca una política había fracasado tanto”, dijo, con el golpe de efecto de la repetición demagógica en busca de piel y fibra. Los portales web se han puesto las botas. Sarko, a diferencia del hési

tant Hollande, tiene estilo propio. En el Elíseo vestía trajes de Dior conjuntado con Carla. El hombre que, según contaba Yasmina Reza, se quedaba embobado ante la portada de Le Mon

de, no porque atrapara su atención un titular, sino porque le excitaba ese anuncio de Rolex tan dorado, ha vuelto para calmar el hambre de derecho- na en la otrora libertina Francia. Muchos socialista­s decepciona­dos le votaron como coyuntural freno a la extrême droite Marine Le Pen, una mujer astuta y confiada que habla en nombre de la soberanía nacional y demuestra que la política nunca es un artefacto perfecto, ni falta que hace.

Coincide su apoteósico comeback con otro revival derechista que arrasa en Francia y que ha convertido al expresiden­te Jacques Chirac en icono pop. Su rostro está en las camisetas y bolsas más trendy en París o Marsella. En Tumblr, una página devotament­e titulada “Fuck Yeah Jacques Chirac” reúne algunas de sus mejores fotos: saltando un torno como un atleta en el metro, durmiendo impecable con antifaz en un vuelo presidenci­al o echando una bocanada de humo en un sillón de terciopelo malva. “El Cary Grant francés” y según Les Inrockupti­bles, siempre un paso más allá, hipster avant la lettre. Su popularida­d cayó como ahora la de Hollande, pero su legado, al menos estético, permanece. Sarkozy, recibido en esta secuela con escepticis­mo incluso por sus compañeros, se sueña de vuelta. Antes tendrá que salir victorioso del congreso de refundació­n del partido, demostrar que lo de las departamen­tales no ha sido solo un castigo a la falta de credibilid­ad y la división socialista, y vencer en las primarias conservado­ras del 2016 para ser candidato. Pero, si la hombría de trajes cruzados, gafas XXL y cigarrillo en la comisura de los labios de Chirac se han impuesto, ¿por qué no van a hacerlo las pupilas hiperactiv­as y los tacones aflamencad­os de Sarko?

 ?? MARTIN BUREAU / AFP PHOTO ??
MARTIN BUREAU / AFP PHOTO
 ?? JACQUES BRINON / AP PHOTO ??
JACQUES BRINON / AP PHOTO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain