Gorilas en peligro
La endogamia ha eliminado alteraciones genéticas perjudiciales
La endogamia a la que, por su escasa población, se han visto forzado los gorilas de montaña, ha reducido el riesgo de padecer enfermedades, disminuyendo así el peligro de que esta especie se extinga.
Sólo quedan 680 especímenes del primate, que está clasificado como “en peligro de extinción”
Aunque sólo quedan 680 gorilas de montaña, no están condenados a la extinción, según revela el análisis del genoma de la especie, que se presenta hoy en la revista Science. El hecho de ser tan pocos les ha llevado a aparearse entre primos y ha reducido su diversidad genética. Pero en lugar de hacerles más propensos a sufrir enfermedades, la endogamia ha tenido el efecto contrario. Les ha ayudado a eliminar alteraciones genéticas perjudiciales, lo que favorece la supervivencia de la especie.
“Ha sido una sorpresa”, declara Tomàs Marquès-Bonet, investigador Icrea en el Institut de Biologia Evolutiva (IBE) y coautor del trabajo. “Cuando empezamos la investigación, pensábamos que la población de gorilas de montaña se había reducido tanto que estaba a punto de extinguirse. Hemos descubierto que hace muchos años que su población es muy pequeña y que, aunque están en grave peligro de extinción, podemos conseguir que sobrevivan”.
En la investigación, coordinada desde el Instituto Sanger y la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, se ha analizado el genoma de trece ejemplares de la especie de gorilas del este ( Gorilla beringei). Siete de ellos son gorilas de montaña de la región volcánica de Virunga (Congo) –la subespecie que estudió la primatóloga Dian Fossey, en la que está basada la película
Gorilas en la niebla–. Los otros seis corresponden a la subespecie de gorilas de llanura del este.
Estos trece genomas se han comparado con los de la otra especie de gorilas, Gorilla gorilla, que vive unos 1.500 kilómetros más al oeste. Los resultados muestran que hay mucha menos diversidad genética entre los gorilas del este que entre los del oeste. Es decir, los de montaña son mucho más parecidos entre ellos que los occidentales.
Cuando se analiza el genoma de cada individuo por separado, se observa además que los de montaña tienen una gran similitud entre el ADN heredado del padre y el de la madre. Concretamente, un 34,5% de todo el material genético de ambos progenitores es igual. Por comparación, en gorilas occidentales el porcentaje es del 13,8%. Esto refleja que, entre los gorilas de montaña, es habitual que se apareen individuos que están estrechamente emparentados entre ellos. Según los resultados presentados en
Science, los linajes de los gorilas orientales y occidentales se separaron hace por lo menos 150.000 años. Entre los orientales, los de montaña han resultado ser una población aislada desde hace miles de años. Uno de los descubrimientos inesperados del estudio es que “tienen una población muy pequeña, de tan solo unos cientos de individuos, desde hace siglos”, señala Marquès-Bonet.
Igualmente inesperado ha sido descubrir que la endogamia en esta pequeña población no aumenta el riesgo de enfermedades, sino que más bien lo reduce. Esto se explica porque las alteraciones genéticas que causan enfermedades han sido eliminadas por selección natural, de modo que se han preservado variantes genéticas más saludables.
La contrapartida es que la poca diversidad genética de los gorilas de montaña hace que tengan poca capacidad de adaptarse a cambios ambientales importantes, lo que los convierte en altamente vulnerables. “Nuestra investigación –concluye MarquèsBonet– demuestra que no están condenados a extinguirse, pero que es imprescindible mantener los esfuerzos de conservación para que sobrevivan”.