¿Tercera guerra mundial?
El principal parámetro que califica una guerra como mundial es el de involucrar a varios países. No a todos, como su nombre pretende indicar. En la Primera se congregaron Alemania, Austria-Hungría, Turquía, Bulgaria, Japón, Reino Unido, Francia, Italia, Rusia y EE.UU. En la Segunda, por aquello de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, los contendientes fueron casi idénticos. Alemania, Japón, Rumanía, Italia (que cambió de bando), Reino Unido, Francia, Unión Soviética, Polonia y EE.UU. ¿Los conflictos bélicos que actualmente azotan el planeta configuran una nueva conflagración mundial? Contiendas en Siria, Libia, Yemen, Iraq, Nigeria, Afganistán…, coali- ción internacional de 30 países contra el Estado Islámico liderada por EE.UU. y respaldada por la ONU, creada en 1945 con objeto de mantener la paz. Incongruencias aparte, la implicación de tantas potencias mundiales y en tantos escenarios viene a establecer lo que quizás se prefiere ignorar, una tercera guerra mundial.
Norman Angell, escritor, periodista y político inglés, premio Nobel de la Paz 1933, escribió en 1910 un libro, La gran ilusión, que tranquilizó a los recelosos en general. Sostenía Angell que la internacionalización impedía una guerra mundial ya que todos los países mantenían una unión económica que se vería muy dañada, creando una situación ruinosa para el comercio. Cuatro años más tarde estalló la Gran Guerra. Dos décadas después, en 1932, tuvo lugar en Ginebra la Conferencia de Desar- me, la cual fracasó, como es obvio, en cuanto a desarmar. Y también respecto de las propuestas de André Tardieu, entonces presidente de Francia, para proteger a los civiles en caso de guerra. Entre aquellas, “todo bombardeo, sea por aeronaves, sea por artillería, estará prohibido a más de 10 kilómetros del frente de batalla terrestre”.
En el siglo XX, las muertes de civiles en enfrentamientos militares se incrementaron, con la Segunda Guerra Mundial como exponente. En las guerras actuales, el 90% de las víctimas son población civil. Infame el proceder humano, con la maldad sojuzgando las ansias de paz, la fuerza del pacifismo sometida a fuerzas falaces. La filósofa y activista social Simone Weil dejó escrito: la guerra se define por la subordinación de los combatientes, dirigidos por aquellos que no combaten.