La Vanguardia

Bolívar: “Oía a José Antonio gritando ‘me ahogo’”

El espeleólog­o que sobrevivió en el Atlas narra un rescate “que no fue normal”

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“Cuando los gendarmes llegaron donde estaba con José Antonio se limitaron a lanzar una cuerda y una camilla. No tenían intención de bajar. Les dije que me ayudaran porque yo solo no podía. No soy médico, no sé cómo se hace. Bajó uno y puso a José en la camilla mientras el otro intentaba sacarle de allí, pero se les escapó y el gendarme y la camilla con José Antonio acabaron debajo de la catarata. Yo sólo podía escuchar a mi compañero gritando ‘me ahogo, me ahogo’”. Juan Bolívar, el único supervivie­nte de la tragedia del Atlas, protagoniz­ó ayer una comparecen­cia desgarrado­ra en Granada para narrar la pesadilla sufrida desde el 29 de marzo.

Bolívar, roto por la emoción, confirmó que el rescate de sus compañeros fue un desastre. “A José Antonio le intentaron ayudar dos gendarmes que llegaron agotados. Le pusieron en una camilla pero no podían con ella y al intentar tirar acabó en el río. Se hizo de noche y no sabían qué hacer, así que decidieron esperar a que amaneciera y llegaran más refuerzos. José Antonio pasó toda la noche con temperatur­as muy bajas y la ropa mojada. El domingo por la mañana la camilla estaba en medio del río y sólo se veían los brazos de José Antonio fuera del agua”, narró Bolívar. El gendarme les dejó allí, con el compañero ya fallecido.

El montañero, agotado después de cinco días sin comer y soportando temperatur­as muy bajas, insistió en que “aquello no era normal”. Dos horas y media después llegaron los miembros de protección civil marroquí junto a los que pudo salir del barranco. Tuvo que caminar cuatro horas después de casi una semana sin haber ingerido alimentos.

El Instituto de Medicina legal de Granada practicará hoy una segunda autopsia al cadáver de José Antonio Martínez. El juzgado de instrucció­n número 7 de Granada la ha autorizado después de que el Gobierno marroquí la realizase ayer en la morgue de la ciudad de Marrakech, la más cercana a Uarzazat con instalacio­nes adecuadas.

Según el relato de los expedicion­arios, los gendarmes marroquíes impidieron la colaboraci­ón de los dieciséis expertos andalu- ces que se habían desplazado a la zona como turistas. A su llegada a Uarzazat fueron recibidos por un coronel de la Gendarmerí­a marroquí que sólo les pidió una cuerda de 50 metros y, a continuaci­ón, les animó a que disfrutara­n “de su vacaciones y del buen tiempo”.

ADOLFO S. RUIZ “Le pusieron en una camilla, pero no podían con ella y al intentar tirar, acabó en el río”

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