Un restaurante de quita y pon
Derribado por orden judicial en el 2009, el Fortí de la Reina volverá a acoger banquetes
Siete años y 643.000 euros después –que fue lo que le costó al Ayuntamiento demoler el restaurante que había en el interior del Fortí de la Reina– el antiguo baluarte levantado en el siglo XVIII frente a la playa de Tarragona volverá a ser lo que era: Un restaurante. Un clásico de bodas y banquetes en la ciudad. Los propietarios de aquel negocio (y también del monumento) quieren construir de nuevo lo que el juez mandó derribar porque el Ayuntamiento concedió la licencia siendo zona verde. Esta vez, el Pla d’Ordenació Urbana Municipal (POUM) sí que permite la actividad de restauración.
Los técnicos municipales ya se han reunido con los del Departament de Cultura en Tarragona para hacer una primera evaluación del impacto arquitectónico del nuevo restaurante, que se construirá dentro del baluarte. Al tratarse de un monumento catalogado como Bé Cultural d’Interès Nacional, el Ayuntamiento necesita el visto bueno de la Comissió de Patrimoni de Cultura antes de otorgar cualquier licencia.
Precisamente, la disputa legal que culminó con el derribo del restaurante la originó una licencia mal otorgada. En 1989, el Ayuntamiento de Tarragona dio luz verde a las obras pese a que el monumento estaba ubicado en una zona calificada como verde. Una ciudadana –a quien los tribunales dieron la razón– lo denunció y en 1996, el Tribunal Supe-
El Ayuntamiento agotó todas las vías legales para evitar la demolición, que costó 643.000 euros
rior de Justícia (TSJC) dictó la primera sentencia de derribo. Sin embargo, el Ayuntamiento ejerció una defensa a ultranza del restaurante para evitar su demolición hasta agotar todas la vías legales posibles (invirtiendo en ello más de 50.000 euros).
Finalmente, en el 2007 el TSJC ordenó la demolición. Un año después, cerró el restaurante –donde se celebraban unos 200 banquetes al año– y en el 2009 el edificio se derribó, aunque por entonces ya se había modificado el POUM y la actividad ya era legal. Las obras de “deconstrucción” costaron 643.000 euros a las arcas municipales.
El Ayuntamiento anunció que reclamaría al propietario el coste del derribo y, por su parte, éste inició la vía legal para reclamar una indemnización de 18 millones de euros al consistorio. Una petición que el juzgado número 1 de lo contencioso-administrativo de Tarragona desestimó en el 2013. Superada la batalla legal, la oficina municipal de proyectos ha recibido ya la propuesta del empresario y propietario, Enric Catà, para convertir de nuevo el Fortí en un restaurante. Los primeros planos dibujan un establecimiento de unos 4.000 metros cuadrados, distribuidos en dos plantas, donde se ubicarían los distintos salones para banquetes. En el primer nivel, también se plantea una terraza de unos 1.000 metros cuadrados. El consistorio ve con muy buenos ojos la propuesta, pero antes de iniciar la tramitación del proyecto se han hecho las consultas previas a la delegación de Cultura.