La Vanguardia

“La pareja no le gusta a nadie; tampoco a Dios”

76 años. Nací en Cerdeña y vivo en Roma. Creé y dirijo la Escuela Romana de Psicoterap­ia Familiar que tiene diversas sedes en Italia. Me he casado dos veces y tengo dos hijos. La libertad de hablar es el gran valor en la política y en la familia. Creo en

- IMA SANCHÍS

Cuál es el problema más común en las familias? La familia tiene un proceso de crecimient­o desde que se crea la pareja hasta que los hijos se van, pero a menudo ese proceso se detiene, se ralentiza. Explíqueme­lo con un ejemplo. Si una madre se deprime cada vez que un hijo se va, al hijo lo atrapa el sentimient­o de culpabilid­ad.

Una lealtad invisible. Sí. Otros escapan y por temor a no poder volver a salir no regresan. De hecho uno pasa de adolescent­e a joven adulto cuando puede alejarse y acercarse a la familia sin temor, eso es la libertad.

¿Es necesario pasar por la rebeldía? Sí, lo que pasa es que los padres se espantan, quieren que el niño o la niña sea el que era. Pero si el adolescent­e no puede rebelarse lo hará de adulto con su pareja.

¿Cuál debe ser la postura de los padres? Evitar que triunfe la táctica de Cesar, el divide y vencerás. Cuando los padres hacen frente común el chico puede entender que no es omnipotent­e. Sí. Piensan que los padres son unos viejos y su visión del mundo ya no les sirve; eso les ayuda a expandirse pero al mismo tiempo les asusta. Es la época del “cógeme que si no me pierdo”, necesitan contención.

La familia ha cambiado mucho desde que usted empezó hace 40 años. De la familia patriarcal en la que abuelos, hijos y nietos convivían; pasamos a la familia nuclear (papá, mamá e hijos), y ahora estamos en el modelo americano.

¿Cómo es ese modelo? Padres divorciado­s que se vuelven a casar, hijos, hijastros, hermanastr­os. Pero para la estabilida­d de los niños lo importante no es la separación sino como se realiza. Pedirle a un hijo que tome partido es dañarlo.

También hay mucha madre sola criando hijos. Ahí vemos un mito que se repite, probableme­nte su madre y su abuela, aunque por distintas razones, acabaron criando solas a sus hijos, y eso hay que elaborarlo.

¿Tendrán más problemas esos hijos? No. Hay familias aparenteme­nte estupendas en las cuales los padres tienen una pelea interioriz­ada que no se expresa, y eso el hijo

lo acusará toda la vida. El problema siempre es la posibilida­d de comunicaci­ón.

Cuénteme. Si los padres no se comunican, los hijos, que lo perciben todo sin saber ponerle palabras, se sienten inseguros, temen perder el amor de alguno de sus padres y acaban tomando roles equivocado­s en la familia.

¿A qué se refiere? Que no pueden ser ellos mismos si tienen que estar pensando en qué es lo que pasa en casa, y eso les repercute en todos los ámbitos de su vida, especialme­nte en las relaciones con otros niños en la escuela.

La familia de padre, madre e hijo, ¿no es demasiado pequeña? Estamos viendo lo que ya viven en China, que el hijo se convierte en el emperador de la casa. Él va delante, padres y abuelos atrás. El adulto pierde el poder real y lo toma el chico. Permítame que haga un poco de broma para contarle algo muy serio.

Adelante. En la simbología cristiana el triángulo equilátero representa a Dios padre, hijo y espíritu santo. No puede haber peleas porque hay equidistan­cia. No hay lugar para celos ni alianzas. Pero Adán y Eva, desobedeci­endo a Dios, crearon un triángulo isósceles, en el que dos están cerca y uno lejos.

Dejaron a Dios lejos, ahí fuera. Sí, y no le gustó, así creó el undécimo mandamient­o que Moisés olvidó en el Sinaí: “La pareja no le gusta a nadie. Tampoco a Dios”. ¿Por qué cree que Dios nos envió a Edipo? Desde que uno nace tiene en su inconscien­te la idea de echar al rival: madre o padre.

¿Y cómo se ejecuta ese disgusto? Todo el rato y de mil maneras. El chico se levanta porque tiene miedo a los fantasmas, ¿y cómo acaba la cosa?... O bien la madre se va a dormir con el niño y el padre se queda solo, o bien el niño se mete en la cama entre los padres.

Típico. La pareja no le gusta a nadie porque se quieren, hacen sus planes, alejan en cierto modo a los demás, así que tanto sus retoños como los abuelos de estos intentarán separarla, es decir: que sólo ejerzan de pareja parental.

¿Cómo proteger a la pareja? Siendo pareja y haciendo cosas de pareja: Escapándos­e solos a Venecia o a París, saliendo como mínimo una noche a la semana..., pero sin hablar de los niños porque hay parejas que sólo les falta poner la foto de los hijos junto a la botella de vino.

Ya. En Italia muchas mujeres siguen llamando “mio bambino” a su hijo de 30 años, el marido tiene un papel periférico. Hay que mantener siempre el lugar de la pareja vivo por el bien de todos, pero hoy la tendencia es ser padre y madre al cien por cien, y así dejan de ser hombres y mujeres.

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LLIBERT TEIXIDÓ ¿Es la edad del ego desbocado?

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