La Vanguardia

No separemos por la lengua

- IRENE RIGAU

Alexandre Galí dejó un legado que ha marcado el modelo lingüístic­o en la escuela catalana: No separéis a los niños por razón de lengua. Desde 1981 el Gobierno de Catalunya, una vez traspasada­s las competenci­as educativas, añadió al lema de Galí un objetivo: que el dominio del castellano y el catalán fuera análogo y de calidad al acabar la enseñanza obligatori­a independie­ntemente de la lengua familiar, del barrio y del pueblo o ciudad donde se vive. Para hacerlo posible se utilizó la inmersión lingüístic­a como metodologí­a central de nuestro sistema. Transcurri­dos 34 años, cuando los resultados nos avalan y tenemos el reconocimi­ento internacio­nal y científico de la metodologí­a, se quiere alterar nuestra trabajada calma pedagógica, lingüístic­amente hablando.

¿Cómo hemos llegado a esto? Desde hace un tiempo desde algunas tribunas políticas se ha querido crear un falso imaginario sobre la elección de la lengua escolar y obviando que eso lejos de cohesionar, separa. La lengua y la escuela catalana les fastidia. Consideran que aporta un sentido de pertenenci­a a una realidad nacional que el Gobierno central niega. Están dispuestos incluso a querer sustituir el poder legislativ­o –el del Parlament de Catalunya en el que radica la soberanía popular– por el poder judicial realizando una absoluta distorsión de nuestro sistema de separación de poderes; un hecho que no tendría que ponerse nunca en duda en una democracia.

Nuestra realidad lingüístic­a no es la suma de un 50% de catalán y 50% de castellano; hay más lenguas y el catalán y el castellano no tienen la misma presencia social. El uso del catalán en los hogares, en los medios de comunicaci­ón y en la sociedad en general no ha llegado a la normalizac­ión y, por lo tanto, proponer el mismo uso del catalán y del castellano en la escuela va en contra del catalán.

El modelo de escuela catalana que garantiza el dominio plurilingü­e no necesita porcentaje­s impuestos, ni 50-50 ni 40-40-20 ni el 25% de castellano porque lo que queremos es el pleno dominio de las lenguas. Sólo la profesiona­lidad de los enseñantes y la adecuada estrategia curricular en el marco de cada entorno sociolingü­ístico, sumado a la gradación a lo largo de los años, puede hacer posible este dominio. El recurso del gobierno de Rajoy va más allá de una cuestión educativa y se enmarca en el no reconocimi­ento de la realidad nacional cultural, política y lingüístic­a de Catalunya.

La voluntad de apertura en el mundo de nuestro sistema nos ha llevado a integrar plenamente en la vida escolar como mínimo una lengua extranjera. Ahora que el sistema es más plurilingü­e que nunca (un 52% de los centros usan una lengua diferente del cata-

El recurso se enmarca en el no reconocimi­ento de la realidad nacional cultural, política y lingüístic­a de Catalunya

lán en determinad­os contenidos escolares) una mirada reduccioni­sta puede frenar la expansión del inglés en nuestros centros y dejar sin espacio el dominio de una segunda lengua extranjera; el objetivo del Gobierno catalán es que el 75% de los centros como mínimo utilicen una lengua extranjera en materia no lingüístic­a. Esto se lo piden las familias y es nuestro reto actual.

Cerca de 150.000 familias han solicitado estos días una plaza escolar y seguro de que ha sido un proceso complejo. La asignación de centro, de acuerdo con la legislació­n vigente, hay que hacerla a partir de unos requisitos como la proximidad, hermanos en el centro, puesto de trabajo de los padres y madres... El Gobierno central reclama la modificaci­ón de la hoja de preinscrip­ción escolar cuando ninguna norma del Estado español prevé criterios de opción lingüístic­a, ¿por qué lo tendría que incluir la hoja de preinscrip­ción en Catalunya? Sólo hay una respuesta posible: separar a los niños por razón de lengua. No lo permitirem­os. Defenderem­os con todas nuestras fuerzas el modelo de escuela catalana en lengua y contenidos.

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