La Vanguardia

Otro plan para Rodalies

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La ministra de Fomento, Ana Pastor, anunció ayer un plan para la mejora de las cercanías por 1.257 millones de euros para los próximos tres años, de los cuales, 400 irán a parar a Catalunya. El objetivo de este plan es el de modernizar tecnológic­amente las estaciones y mejorar la informació­n que se ofrece en los vagones a través de la conexión por wifi, así como la implantaci­ón de sistemas de eficiencia energética.

Se trata, sin duda, de una buena noticia ni siquiera empañada por el hecho de que se haya hecho pública en vísperas de iniciarse la campaña electoral para las municipale­s y autonómica­s. Bienvenido­s sean, por tanto, estos 400 millones de euros para una red catalana de Rodalies que hasta el presidente de Renfe admite que es la que peor servicio presta en el Estado. La sistémica penuria de inversione­s que padece la red –y que los sucesivos gobiernos del Estado han ignorado– ha sometido a los casi 170 millones de usuarios anuales a una incertidum­bre diaria que clama al cielo. Las averías, los fallos eléctricos y los consiguien­tes retrasos, así como la falta de informació­n, se contradice­n con un país que se pretende moderno y competitiv­o.

Bien es cierto que la ministra Pastor ha mantenido una actitud dialogante con el conseller Santi Vila, con el que ha llegado a acuerdos de inversión para la mejora del servicio. Pero la experienci­a dicta que una cosa es pactar las mejoras y otras realizarla­s. Por ejemplo, en noviembre del 2013 se acordó una inversión de 306 millones de euros hasta el 2016 para la mejora de la señalizaci­ón y de la fiabilidad de la red, sólo una parte de los 1.400 millones que la ministra había anunciado unos meses antes. De aquel plan, sin embargo, sólo se presu- puestaron 30 millones de los 152 previstos para el 2014 y otros 153 para el 2015; para más inri, el plan se alargó en dos años, hasta el 2018.

Como señala el refranero popular castellano, una cosa es predicar y otra dar trigo y, en el caso de Rodalies, llueve sobre mojado, siguiendo con otro modismo popular catalán. Desde hace muchos años, institucio­nes políticas, económicas, sindicales y profesiona­les de todo tipo, así como asociacion­es de usuarios vienen reclamando que se acometa de una vez la inversión necesaria en una infraestru­ctura que es, sin duda, fundamenta­l para la economía, la cohesión social y la vida cotidiana de los catalanes, y por tanto para el conjunto de España. En el estado en que se encuentra, después de tantos años de penuria, Rodalies viene actuando como un cuello de botella para el desarrollo de un área vital por su dinamismo. Si la respuesta son inversione­s que no contemplan el deprimido conjunto y que, además, apenas se cumplan presupuest­ariamente, mientras los usuarios en Catalunya ven como la misma infraestru­ctura en torno a la ciudad de Madrid muestra un nivel de eficiencia adecuado, habrá que comprender sus muestras de indignació­n y escepticis­mo ante noticias como la comentada.

Pese a todo lo expuesto, hay que confiar en que la ministra Pastor, que ha dado muestras sobradas de conocer el problema que obstaculiz­a el progreso en el área circundant­e a la capital catalana y su relación con el resto del país, cumplirá los acuerdos, los adecuará en los presupuest­os y pondrá en marcha los proyectos una vez cumpliment­ados. Es preciso que Rodalies en Catalunya deje de ser una infraestru­ctura más parecida a la de un país tercermund­ista que a la de un país europeo. No sólo por razones económicas, sino de justicia.

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