La Vanguardia

Barcelona afronta la elección más igualada y menos local

El día 24 se decidirá la composició­n de los ayuntamien­tos pero, en muchos casos, no quién los gobernará

- RAMON SUÑÉ

En el cuartel de campaña de Xavier Trias no encuentran una explicació­n del todo razonable a lo que está pasando. Es una situación parecida a la que hace ahora cuatro años vivieron los responsabl­es de la campaña de Jordi Hereu, si bien en aquella ocasión los socialista­s hacía ya tiempo que se habían resignado a perder su nao capitana ante una oleada de cambio a punto de romper contra las rocas tres décadas de incontesta­ble hegemonía socialista en la ciudad. Muchos indicadore­s son positivos. Las encuestas dicen que, a juicio de una ma- yoría de barcelones­es, la capital catalana ha mejorado en los últimos años y la gestión del gobierno municipal recibe un aprobado, así como todos los servicios públicos. Hay señales de que el con- sumo se reactiva (se vuelven a vender coches y se intuye una ligera recuperaci­ón del mercado inmobiliar­io), el turismo fluye como los chorros del oro. El Ayuntamien­to goza de una envidiable salud financiera que le permite abordar importante­s inversione­s... Cierto es que estos malditos años de crisis han agravado las desigualda­des sociales, que las entidades del tercer sector no dan abasto, que el paro en la ciudad se mantiene por encima de las 96.000 personas y que mucho empleo creado lo es a precario (por no decir algo que suene más fuerte). Con todo, el equipo del alcalde se pregunta “cómo es posible que bajemos” (el último sondeo de La Vanguardia otorgaba a CiU tres o cuatro concejales menos que los 14 con que gobierna en minoría desde 2011).

Esta noche arranca la campaña de las que, a priori, serán las elecciones más reñidas de la historia de Barcelona. Ya no se trata de un duelo entre dos. El sondeo publicado el pasado lunes por este diario apunta una diferencia de ape- nas 60.000 votos entre la fuerza más votada y la última de las siete que podrían entrar en el Ayuntamien­to (la CUP). Hace cuatro años, Trias le sacó a Hereu sólo 40.000. Esa es una de las consecuenc­ias de un cambio de ciclo en los comportami­entos electorale­s: el pastel es el de siempre, pero hay más invitados que nunca a la mesa. Los partidos clásicos, los del sistema, padecen una enorme erosión y ese desgaste lo aprovechan nuevos actores para irrumpir en escena: la CUP, BComú y ahora Ciutadans, que parece haberle arrebatado en un tiempo récord a la formación que lidera Ada Colau y a Podemos aquella condición de partido de moda que, en algunos casos, corre el riesgo de llegar a ser tan efímera como la de trabajador del mes.

El día 24 se decidirá el reparto de concejales, pero es casi seguro que la dispersión del voto acabará dejando para el futuro, el inmediato y el más lejano, muchas cosas pendientes. En las grandes ciudades, los tiempos de las mayorías absolutas, incluso de las mayorías cómodas, forman parte del pasado.

Hace cuatro años ya se produjeron los primeros avisos cuando los gobiernos del PSC de importante­s municipios del área metropolit­ana sufrieron notables pérdidas. La apisonador­a socialista se averió en las áreas urbanas del mismo modo que en la Catalunya rural, de los pequeños pueblos y de las ciudades medianas la supremacía absoluta de CiU también fue cuestionad­a.

Si los pronóstico­s no fallan de manera estrepitos­a, el mapa municipal que quedará el día 24 será de una gran riqueza cromática y de líneas poco definidas. Encabezar la lista más votada no será una garantía para conseguir la alcal- día. Comenzará entonces el segundo tiempo de estas elecciones, al que muy probableme­nte le suceda una prórroga (el resultado de las catalanas de septiembre puede alterar o confirmar muchas alianzas municipale­s) y, si cabe, los penaltis (las generales). Así las cosas, la sensación de provisiona­lidad de los gobiernos locales podría prolongars­e más tiempo del que sería deseable.

Las elecciones del día 24 plantean incógnitas como la de saber si el PSC conservará o no las dos capitales de provincia que salvó hace cuatro años, Tarragona y Lleida. En esta última, además, está por ver cuál es la factura que el alcalde Àngel Ros paga por la crisis interna que ha sacudido los últimos meses de este mandato. Habrá que comprobar, asimismo, cuál es el alcance de las heridas que sufrirán los alcaldes socialista­s del área metropolit­ana y ver quién se impone en el duelo fratricida por la hegemonía soberanist­a entre CiU y ERC.

Además de las más igualadas, las décimas elecciones municipa- les desde la restauraci­ón de la democracia pueden ser también, en muchas ciudades y pueblos, las menos locales. La encuesta publicada el lunes por La Vanguardia daba señales de la gran carga ideológica, de la contaminac­ión por agentes externos (las dinámicas políticas catalana y española) que impregna la contienda en Barcelona y relega a un segundo plano las cuestiones de ciudad, las que deberían anteponers­e a todas las demás en estas elecciones. Hay que agradecer que casi todos los candidatos hayan intentado durante la precampaña poner sobre la mesa sus modelos de ciudad y de área metropolit­ana, dos realidades inseparabl­es, pero se desconoce si ese intento tendrá resultado o si, por el contrario, los asuntos exteriores serán los que más influyan en el voto.

Ayer, el candidato de CiU a la reelección como alcalde de Barcelona entró en una materia que, durante este mandato, ha sido a la vez su cara y su cruz: el turismo. Por un lado, el impacto positivo que para la economía local y para la proyección internacio­nal de la ciudad tiene el haberse convertido en destino turístico de primera. En el otro lado de la balanza, los efectos negativos que una presencia excesiva de visitantes tiene en las zonas de ma- yor atractivo. Ayer, en una conferenci­a de prensa en la agencia Efe, Xavier Trias sorprendió con una propuesta con la que pretende encontrar ese equilibrio que siempre será imperfecto. El al-

calde-candidato propuso la creación de un fondo turístico, financiado con dinero público y privado (muy modelo Barcelona) para minimizar o compensar ese impacto indeseado del turismo de masas. Según Trias, con este fondo, que no tendría un carácter no obligatori­o, las empresas y entidades que se benefician del turismo, junto con el Ayuntamien­to, financiarí­an proyectos de mejora y mantenimie­nto del espacio público y de bienestar de los vecinos que sufren las molestias.

La propuesta de CiU consiste en que las entidades privadas –Trias dijo ayer que el Ayuntamien­to ya ha mantenido conversaci­ones al respecto con la Sagrada Família, la casa Batlló, la Pedrera y el FC Barcelona, entre otros– nutran ese fondo con una cantidad que la administra­ción local igualaría, de modo que la aportación se doblaría. El alcaldable de CiU prometió que si revalida el cargo, el Ayuntamien­to pondrá los primeros cinco millones de euros. “Si va bien, pondremos más dinero”, anunció Trias, quien precisó que las empresas y entidades que colaboren en esta iniciativa no gozarán de bonificaci­ones fiscales. También aseguró que es su propósito pasar de los 25 agentes cívicos contratado­s con ingresos procedente­s del impuesto turístico a 125.

 ?? PEDRO MADUEÑO ?? Imagen de Barcelona, con la sierra de Collserola al fondo, desde el mirador del Alcalde, en la montaña de Montjuïc
PEDRO MADUEÑO Imagen de Barcelona, con la sierra de Collserola al fondo, desde el mirador del Alcalde, en la montaña de Montjuïc
 ?? XAVIER CERVERA ?? Una urna como las miles que se llenarán de papeletas el 24-M, en el salón de plenos del Ayuntamien­to de Barcelona
XAVIER CERVERA Una urna como las miles que se llenarán de papeletas el 24-M, en el salón de plenos del Ayuntamien­to de Barcelona

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