La Vanguardia

Como una final

E L T E R C E R T I E M P O

- Joan Golobart

Grandísimo partido europeo el de anoche en el Camp Nou, con los dos equipos jugándose mucho, pero al mismo tiempo, afortunada­mente para el público, olvidándos­e de que la eliminator­ia duraba al menos 180 minutos. Como si creyeran que se debía aprovechar cualquier lapso de tiempo en que los biorritmos estuvieran a su favor.

El Barça competitiv­o. Queda claro que el objetivo de Luis Enrique ha sido crear un equipo lo más competitiv­o posible. La referencia siempre debe ser un colectivo que golea y no es goleado. Y anoche el Barcelona marcó tres y tanto no encajó ninguno. Segurament­e hubo cosas que no le gustaron a su entrenador, sobre todo en alguna fase de la segunda mitad. Pero ha quedado claro que el objetivo del técnico asturiano es la resultante de la suma de acciones. Y ayer esa resultante fue sencillame­nte inmejorabl­e.

Evitar el campo base. El fin de semana pasado comentaba que para defenderse del Barcelona necesitas una defensa muy dinámica, pero también hacer daño a su sistema defensivo para generar pérdida de autoestima. Y el Barcelona sabe que en la medida en que sus jugadores se instalan en campo contrario con las líneas muy juntas es difícil que el rival evite el robo cerca de su área propia. Pep Guardiola lo sabe y por eso planteó el encuentro para evitar que sus rivales pudiera jugar en el campo de los alemanes juntitos. Para ello hizo una presión alta, en campo contrario, pero con el claro objetivo no del robo del esférico sino de asfixiar la capacidad futbolísti­ca de Busquets. Con Schweinste­iger encima de él cuando el esférico estaba en poder del Barça y Xavi Alonso cuando los alemanes atacaban. Y consiguió que al Barça le costara llegar como colectivo al terreno rival.

Pero a su vez el sistema defensivo del Bayern se vio sorprendid­o con los balones verticales y con los arrebatos individual­es. Pep preparó muy bien el esquema para ser eficaz, para evitar la transición, pero eso le trajo déficits en el repliegue. Quedó claro que el Barcelona tenía que recurrir a los arrebatos individual­es y a eso preci- samente jugaron los culés.

En la segunda mitad los jugadores del Bayern, después de la charla de Guardiola, entendiero­n que la mejor manera de evitar la construcci­ón de Busquets y los balones verticales era jugar en campo contrario con transicion­es más largas y asustando algo más a los blaugrana.

Pero todo esto, aun siendo exquisito, no puede abarcar la anulación de Messi. Y a favor de Pep no olvidemos que el Bayern era un equipo diezmado por las lesiones.

Alves. Dani Alves, segurament­e el hombre más competitiv­o, el que transforma la dificultad siempre en un reto, fue el que tuvo el primer gesto para la goleada: un robo de balón en campo contrario ¿Cuántos habrá hecho vistiendo la camiseta blaugrana? Y pelota para Messi ¿Cuántos balones habrá dado el brasileño a Messi después de recuperarl­os?

Messi. ¿Y qué decir del mejor jugador que yo he visto y me da la sensación que veré en toda mi vida? Mi padre, que en paz descanse, era un gran admirador de Alfredo di Stéfano. Un día parecido al de ayer me dijo: “Sí, Juan; Messi es el mejor jugador de la historia del fútbol”. Espero que ayer disfrutara viendo el partido de Leo.

La referencia debe ser un colectivo que golea y ni encaja; la resultante fue anoche inmejorabl­e

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