PP y PSOE empatan y dejan atrás a Podemos
El bipartidismo se rearma, Iglesias pierde fuelle y Ciudadanos es clave para los pactos Colau ganaría en Barcelona con 11 ediles y Trias tendría 8, según el CIS
La mancha azul del poder territorial del PP se destiñe y corre serio riesgo de encoger sólo cuatro años después de alcanzar su máximo esplendor. La campaña de las elecciones municipales y autonómicas que se puso en marcha anoche podría acabar con amargas victorias populares el día 24, según el macrosondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El PP perdería las mayorías absolutas que logró en el 2011 en las comunidades de Madrid, Valencia, Castilla-La Mancha, Baleares, Murcia, Cantabria y La Rioja. Sólo quedaría a salvo el gobierno de Castilla y León. Tampoco resistiría la mayoría absoluta del PP en la capital española, a pesar del ímpetu del verso suelto de Esperanza Aguirre, ni de la veterana Rita Barberá en Valencia, y se desploma en Sevilla y Santiago de Compostela.
La macroencuesta confirma que cuando el discurso del final de la crisis ha entrado por la puerta, los votos al PP parecen escapar por la ventana. Barones y principales alcaldes de los populares perderán su colchón electoral y verán su futuro en manos de Ciudadanos y de la estrategia tras la que quiera resguardarse Albert Rivera con la vista puesta en las elecciones generales. Ahí sigue esperando la socialista Susana Díaz en Andalucía...
El PP puede seguir siendo la fuerza política más votada allí donde ahora gobierna, a excepción de Extremadura, donde el PSOE arrebataría a José Antonio Monago el primer puesto, pero el cambio en el mapa político es imparable. Y Ciudadanos puede ser decisivo para Cristina Cifuentes en Madrid, para la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha; Luisa Fernanda Rudi en Aragón o Alberto Fabra, aunque en Valencia la encuesta refleja un empate con la mayoría de izquierdas. También hay mayoría de izquierdas en Baleares y Navarra.
Los parlamentos autonómicos se fragmentarán y abrirán las puertas a la pluralidad política al estilo tradicional catalán, donde siempre ha habido al menos cinco fuerzas políticas en el Parlamen- to. No obstante, la metamorfosis del escenario político no deja de ofrecer nuevo aire al bipartidismo en los resultados de las generales. Según los datos del CIS, en la cita estatal, la batalla vuelve a situarse entre Rajoy y Pedro Sánchez, con la única diferencia de que el presidente del Gobierno tendrá que encarar las generales con el partido estresado por la necesidad de acuerdos autonómicos y el líder socialista tiene suficiente con que el PSOE siga segundo en las encuestas para contener las huestes internas. El PP se encuentra en su peor momento, se quedaría con un 25,6% de los votos, y el PSOE de Pedro Sánchez recibe un balón de oxígeno –24,3%– al ver cómo Podemos se desploma en estimación de voto –16,5%– después de aparecer como principal contrincante de los socialistas por la segunda plaza. Otro cantar es el brío de Ciudadanos que suma más de ocho puntos respecto al anterior barómetro y alcanzaría el 13,,8% de los votos, mientras UPyD caería al 1,9%. IU seguiría en descenso, mientras los partidos catalanes mantendrían los apoyos.
Las alarmas se dispararon en el cuartel general de los populares, sobre todo porque el trabajo de campo de la encuesta se llevó a ca- bo antes del sainete de la detención de Rodrigo Rato, referente económico del PP, y de la guinda de hacerse pública la grabación de Alfonso Rus, hombre fuerte del PP valenciano, contando billetes en un coche. Lo expulsaron del partido, pero Rus sigue en el cargo de presidente de la Diputación de Valencia y con su campaña para la alcaldía de Xátiva y con ella alimenta la imagen que más preocupa actualmente a los populares: la de ser un partido envuelto en una vorágine de corruptelas. Tampo- co quedaría reflejado en los resultados de Podemos el efecto de la dimisión de Juan Carlos Monedero.
No obstante, el presidente del PP no moverá un ápice su estrategia, se echará a la calle tres años después de la campaña que le llevó a la Moncloa y recorrerá los kilómetros previstos durante los próximos quince días con su mensaje de optimismo económico y sus advertencias ante los “experimentos” políticos como el de Ciudadanos y Podemos. El mensaje del vídeo de campaña lo rubrica: el PP ofrece la “revolución silenciosa del sentido común”.
Mientras, en el PSOE templan la autocomplacencia. La campaña de las municipales y autonómicas no puede arrancar con mejor pie para Pedro Sánchez, el partido ofrece imagen de recuperación pero su poder autonómico puede quedarse en un par o tres de manchas rojas en el mapa si no logran seducir a Podemos o Ciudadanos por una apuesta de cambio. Se trata, admiten, de un buen trampolín para el líder socialista pero ya hay quien anda preocupado por las consecuencias de la carrera fulgurante de Rivera. UPyD quedaría fuera de todos los parlamentos.
En Catalunya se juega otra guerra. CiU y ERC ponen a prueba su proyecto soberanista antes de las elecciones catalanas previstas para el 27 de septiembre. La campaña ha aparcado la disputa interna garantizada entre CDC y Unió por la hoja de ruta hacia la independencia que suscriben los convergentes y, por ahora, se centran en mantener el máximo posible de alcaldías. Pero mientras el president Artur Mas y Convergència plantean la cita del 24-M como unas primarias de las catalanas, el discurso de Unió es que está en juego la estabilidad de las alcaldías. A la espera de esa otra tormenta perfecta, la preocupación de la federación se centra en Barcelona. El CIS otorga la victoria a Ada Colau, álter ego de Podemos en la capital catalana, con 11 ediles y desbancando a Xavier Trias, que pasaría de 14 a 8. La mayoría absoluta en el consistorio barcelonés se sitúa en 21 y la fragmentación es tal que, para alcanzarla se requeriría, en cualquier caso, de pactos a día de hoy inverosímiles.
Ciudadanos es la clave para el futuro del PP en Madrid, CastillaLa Mancha, Aragón o Valencia CiU ve peligrar Barcelona al situar el CIS a Ada Colau al frente de la carrera en la capital catalana