El Met expone la influencia china en la moda
El Metropolitan abre una exposición sobre la influencia del país asiático en la moda
Que la realidad no estropee una buena exposición. Este parece ser sin duda el argumento motor que anima la espectacular muestra que el Metropolitan Museum de Nueva York (Met) abrió ayer –hasta el próximo 16 de agosto– dedicada a la influencia que China ha tenido y tiene en la moda.
O lo que es los mismo, la seducción que han sentido y sienten los grandes diseñadores por ese país.
Durante la presentación del pasado lunes, y ante la evidente vacuidad crítica o ideológica, uno de los periodistas replicó: “Esto es moda, esto es, frivolidad”.
¿China? Más bien una cierta idea de China. Como señaló en ese acto Andrew Bolton, el organizador del show, lo que se refleja en estos casi 3.000 m2 de recorrido distribuido en tres plantas, “es una fantasía colectiva” sobre un país que ha fascinado a Hollywood, principal difusor de las ideas aquí reflejadas.
Y ya sabe que la realidad cinematográfica no equivale a un retrato preciso de una sociedad tan lejana, sino más bien lo contrario.
La gran industria del cine, con su visión “distorsionada” desde sus orígenes, se convierte en la lente narrativa con la que el Met y su Costume Institute (Instituto del Traje) que lidera la editora de Vogue, Anna Wintour, miran y exploran al gigante asiático.
Se parte del concepto de cómo el arte chino y su estética han sido interpretados por Occidente a lo largo de décadas.
“Desde los primeros tiempos en que los europeos contactaron con China en el siglo XVI :indicó Bolton, Occidente quedó encantado con los objetos y la imaginería del Este, y fue una inspiración para la moda, de Paul Poiret a Yves Yves Saint Laurent”.
Hay que reconocer la honestidad del planteamiento, manifestado en el mismo nombre de la exhibición. “China: a través del espejo”, título que tomado literal de Lewis Carroll –así se denomina la continuación de Alicia en el país de las maravillas– equivale a más que una frase.
“Al igual que Alicia cree en el mundo que se ha creado, la China reflejada en esta muestra sobre moda es una ficción, una fabulosa invención que ofrece una realidad alternativa”, sostuvo Bolton.
Incluso habló de una “China virtual”. O doblemente virtual, o doblemente distorsionada, una vez pasada por el tamiz del artista –pintor, escultor, cineasta– y luego del diseñador.
La exposición ha precisado de la alianza del citado instituto y del departamento de arte asiático del Met. Según Thomas Campbell, director del Metropolitan, es uno de los proyectos más ambiciosos en dimensión que este museo ha encarado. Supera en tres veces el tamaño habitual que anualmente se dedica a esta
La muestra esquiva la realidad basándose en una “China virtual” distorsionada por la imaginación del cine
muestra temática. La ruta desborda las galerías del Costume Institute y se adentra por completo en el departamento de Asia de este recinto enciclopédico.
La composición está cuidada al detalle. Lujo absoluto y total, desde las expresiones visuales, con vestidos de alta costura transformados en esculturas a los sonidos que recrean una atmósfera especial, de efecto envolvente. “Es una exhibición monumental y masiva en la exploración de la belleza china”, comentó Campbell.
El montaje, con 150 vestidos, se sustenta en el juego de contrastes entre el Este y el Oeste a partir de modistos como John Galliano, Tom Ford, Ralph Lauren, Cristobal Balenciaga, Jean Paul Gaultier, Coco Chanel, Christian Dior, Marc Jacobs o Kark Lagarfeld, entre otros. Emergen en combi- nación con creaciones de diseñadores chinos o chinoamericanos. Ahí está Jason Wu, autor de los vestidos que Michelle Obama, la primea dama de EE.UU., lució en las dos fiestas inaugurales de los mandatos de su marido.
En cada sala se proyectan imágenes, seleccionadas por el cinesta hongkonés Wong Kar Wai, encargado de la puesta en escena.
Una de las habitaciones más impresionantes exhibe media docena de piezas de alta costura de Dior dentro de una imitación de patio en el que los azulejos y la tonalidad de la luz forjan la fantasía visual del estanque de agua
Diseños de Karl Lagerfeld se yuxtaponen a jarrones de porcelana; otros de Ralph Lauren aparecen junto a tejidos de la dinastía Qing; maniquíes vestidos por Gaultier surgen en medio de un bosque de bambú blanco.
Otro ejemplo llamativo, en la sección dedicada a la época imperial, los ojos se fijan rápido en un vestido amarillo de niño. Correspondió a Puyi, el que fuera el último emperador, al poco de ser coronado, a la edad de dos años, en
La exposición reúne unos 150 vestidos de grandes modistos, en contraste con piezas de la historia china
1908. La pieza la ha cedido el Museo Palacio de Pekín, una más de las 60 instituciones que han prestado material. Ahí al lago, un gran pantalla proyecta partes de El úl
timo emperador de Bertolucci Wong Kar Wai definió su labor como ”un viaje remarcable”, después de sumergirse en la interesante experiencia de revisitar las primeras visiones de Hollywood y sus interpretaciones de China.
“Tanto si era Fred Astaire interpretando el baile del ventilador de un chino, o Anna May Wong en uno de sus papeles de mujer dragón, no hay duda de que estas descripciones estaban alejadas de lo auténtico”, remarcó. Los diseñadores bebieron de estas deformaciones para forjar su propio mundo, insistió.
“En esta exposición –precisó– no nos alejamos de esas imágenes porque son hechos históricos en su propia realidad. Al contrario, buscamos áreas comunes y apreciamos la desbordante belleza”.
En esta ruta de la belleza, si se menta a Mao, mejor hacerlo según Warhol. Sorprende, sin embargo, que en este universo de la moda, de sensibilidad a flor de piel, no se haya producido ni una reflexión respecto a los tan repetidos ataques a los derechos humanos que sufren muchos ciudadanos en ese país. Entre otros, los homosexuales, cuya causa tanto moviliza a los artistas.
A la gala del lunes no faltó (casi) nadie. Incluso asistió Amal Ramzi Clooney, abogada que representa a periodistas encarcelados por regímenes represivos, que es como se define al chino cuando no se habla de negocios.
“La exposición ha sido posible gracias a Yahoo, con el apoyo de Condé Nast y de distintos donantes chinos”. Así lo señala el dossier de prensa. Donde llega el dinero, que se quite la ideología.