Messi y su estrategia de éxito ante el Bayern
Leo pidió salir a hablar en la víspera y ganó el escenario antes, durante y después
Decidió ganar el partido antes, durante y después. Tomó las riendas del Barça en la víspera, las llevó a buen puerto cuando tocaba y salió a explicarlo tras su gran faena. Lionel Messi habló fuera y dentro del campo. Lo hizo para transmitir seguridad y para ejecutar al Bayern. Una vez sometido, al menos en la ida, el conjunto bávaro Leo no tuvo reparos en dibujar sus sensaciones a las televisiones con derechos. Que se luzca en el césped no es raro, pero que lo celebre con la pasión con que festejó los tantos y que juegue el en-
LOS MEJORES MOMENTOS
cuentro ante los micrófonos es menos habitual. El lunes le dijo al club que deseaba comparecer en la rueda de prensa del martes. No tuvo que pedírselo el Barça, que ha debido convivir con su reticencia a exponerse. Lo solicitó él. Sentía que era el momento de dar un paso al frente y el éxito le ha dado la razón. Sus abrazos con Neymar y su revolcón sobre la hierba ya están en la hemeroteca de imágenes del Barça. Después, ya fue un Messi más clásico. “Ahora me voy a mi casa con mi mujer y mi hijo, que debe de estar durmiendo”, señaló a Canal Plus.
Como si no hubiera firmado una exhibición para el recuerdo. Así lo entendió la prensa mundial. “Messi el magnífico”, en la contraportada de The Guardian. “Messi pone al Barça en el alféizar de la final de la Champions”, en la de The Independent. “Mágico Messi. El sensacio- nal doblete del delantero arruina el regreso a casa de Guardiola”, a todo trapo en The Daily Telegraph. “FantaMessi. El as del Barça vuelve a ser el Dios del fútbol”, en la primera de La Gazzetta dello Sport. Y así se podría seguir. Pero lo extraordinario es que suma una década acaparando los principales titulares de la prensa internacional en la Champions. Lo que sigue son retazos de las noches para nunca olvidar de Messi en Europa.
De la película al teatro. Un imberbe Messi aterrizó en el estadio del Chelsea con el dorsal 30. Era el par- tido de ida de los octavos de la campaña 2005-2006. El chaval le hace un roto de película a Asier del Horno, que no tiene más remedio que recurrir a la dureza. El vasco es expulsado. El Barça se impone por 1-2 y encarrila la clasificación. Es la noche en la que Mourinho acusa a los barcelonistas de hacer “teatro”.
El vuelo de Roma. Messi tenía la gran espina clavada de no haber podido jugar la final de París en el 2006 porque salía de una lesión y ni siquiera quiso posar en aquel póster con el trofeo. Tres años después saldría en muchísimas fotografías. Su imperial salto para rematar de cabeza un centro de Xavi para superar a Van der Sar fue una de las imágenes de la final ante el Manchester United.
El póquer al Arsenal. El Barça había cosechado un 2-2 en el Emirates pero tuvo que rematar su clasificación en casa. Comenzó perdiendo 0-1 pero Messi le dio la vuelta con cuatro soberbios goles. Uno de trallazo de fuera del área, otro con la derecha a boca de cañón, el tercero de vaselina sobre Almunia y el cuarto por debajo de las piernas del portero. Era el 2010 y se trataba del primer póquer de goles del crack.
El Bernabeu enmudece. En las semifinales de la Champions en 2011 el estadio blanco quedó en absoluto silencio. Messi castigó el planteamiento mezquino de Mourinho firmando un doblete que puso la autopista a la presencia barcelonista en la final de Wembley. Primero remató un servicio de Ibrahim Afellay y después dibujó un zigzagueo para enmarcar antes de superar de nuevo a Casillas.
Mientras se iba tranquilo a casa se reproducía un maratón de elogios que dura una década
Decisivo en una catedral. Leo es el único barcelonista, junto a Eto’o, que sabe lo que es meter un gol en dos finales de la Champions. Como en Roma Messi marcó el segundo
tanto del equipo, pero si en aquella ocasión fue para ampliar la ventaja en esta su disparo seco sirvió para poner por delante de nuevo al Barcelona y para que los de Guardiola ya no perdieran ni el dominio del juego ni del marcador.
Repóquer al Bayer Leverkusen. El argentino se superaría a sí mismo al destrozar al conjunto alemán con cinco goles en el Estadi, lo cual supone un récord en el torneo. El Barça ya venía con un 1-3 de la ida de octavos del 2012, pero Leo no tuvo piedad y fue el protagonista absoluto del 7-1.
La nueva dimensión. En la campaña actual el astro del Barça se ha reinventado, jugando de extremo, delantero centro o mediapunta en función del rival y del momento. Por eso no tuvo necesidad de meter ningún gol en la eliminatoria frente al Manchester City para ser el hombre clave tanto en el Etihad como en el Camp Nou. Ante sus aficionados provocó la admiración del mundo entero con su recital de túneles y asistencias, lo que hizo tuitear a Gary Lineker que Messi es el mejor de la historia sin discusión. Y todo esto sin haber cumplido los 28 años.