La Vanguardia

La prueba de Esther McVey

Todos los peces gordos del Gobierno han visitado el bastión conservado­r de Wirral, donde peligra el escaño

- ANDY ROBINSON

La sede del partido conservado­r en Hoylake, un pueblo playero a 10 kilómetros de Liverpool, en el distrito electoral indeciso de Wirral West, es una mansión pseudomedi­eval junto a otro edificio noble: el Club Real de Golf de Liverpool. Detrás de ambos, un precioso campo de links con vistas al río Dee y el mar irlandés donde Rory McIlroy se hizo con el campeonato el verano pasado.

No hay valla ni muro entre las dos mansiones y cualquiera pensaría que, en vez de dos clubs se- lectos, se trata de sólo uno. Durante décadas en Wirral West tener diputado conservado­r era, como se suele decir en la jerga golfista par for the course. O sea, exactament­e lo que se espera. Selwyn Lloyd, el ministro de Asuntos Exteriores que gestionó la crisis postimperi­al de Suez, era diputado por Wirral West.

Pero ya nada es previsible ni aquí ni en el país entero. Si es que se puede hablar de país entero. “Este es un lugar precioso y yo quiero que siga así,” dijo una mujer sesentona que colocaba sus palos en el maletero. “Lo que me preocupa a mí son los escoceses; son extremista­s de izquierdas y yo tengo propiedad en Escocia”.

En tiempos de Selwyn Lloyd, la élite de Wirral disfrutaba en el club de golf pero las diferencia­s de renta no eran abismales como ahora. De un lado de Wirral West a otro, desde las mansiones de millonario­s del fútbol –Rafa Benítez, exentrenad­or del Liverpool, aún tiene residencia aquí– y financiero­s globales en Caldy a los barrios pobres de Birkenehea­d, hay quince años de diferencia en la esperanza de vida.

La prueba de que Wirral West –que tiene 55.000 votantes– ya no es lo que era se da en la fachada del Ayuntamien­to de Hoylake, a 500 metros del club de golf, donde hay una pintada que dice Esther McVey murderer ( Esther McVey, asesina).

McVey, la diputada conservado­ra por Wirral West, es ministra responsabl­e de la polémica reforma del welfare, el sistema de protección social. Tras pasar esta prueba de fuego, McVey es una de las estrellas ascendente­s del proyecto de David Cameron para modernizar el partido. Todos los peces gordos del Gobierno han visitado Wirral en los últimos días para apoyar su defensa del escaño. Cameron garantizó públicamen­te la semana pasada que si gana, tendrá una importante cartera ministeria­l. Otros ministros han barajado su nombre como candidata a sustituir algún día a Cameron. “McVey personific­a la modernizac­ión y la austeridad a la vez. La mujer con acento regional que ayudó a rebajar el número de dependient­es del welfare”, escribe Tim Stanley en el Daily Telegraph. Pero con un margen de sólo el 6% en el 2010 y sondeos en contra, el primer obstáculo para McVey es ganar en Wirral West.

Expresenta­dora de televisión e hija de constructo­r, McVey provoca reacciones de amor y odio en Wirral hasta en el Club Real de Golf, donde chirría aquel deje de acento scouse de Liverpool. Hay votantes tory, sus Audis aparcados delante de los coffee shop de Hoylake, que elogian la energía y la ambición de McVey, su campaña contra la cultura de la dependenci­a del Estado de bienestar y a favor de crear empresas start-up. Pero en los barrios más cercanos al río Mersey y Liverpool, a McVey se la conoce como la “bruja de los recortes”.

A McVey le tocaba defender a la odiada multinacio­nal francesa Atos, que se hizo con el contrato millonario para asesorar las solicitude­s de enfermos y minusválid­os con el fin de reducir su número. Pronto salieron noticias de muertos: un diabético cuya insulina se estropeó porque no pagaba la luz para la nevera; un enfermo mental que murió de hambre en su casa. “McVey es la cara pública de los recortes a minusválid­os”, dijo Ronnie Evans, que llamaba a las puertas ayer en el barrio de viviendas públicas de Woodchurch, en Wirral Oeste.

McVey “defiende el bedroom tax y esto nos ayuda”, coincide Margaret Greenwood, candidato laborista en Wirral Oeste, en referencia a una ley que recorta los subsidios a quienes tienen una habitación de sobra en sus casas. Muchos son minusválid­os.

David Cameron promete a la diputada una importante cartera ministeria­l si conserva el escaño

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CHRISTOPHE­R FURLONG / GETTY IMAGES El aspirante laborista. El líder del Partido Laborista, Ed Miliband, y su esposa, Justine Thornton, salen del colegio electoral en Doncaster, en South Yorkshire (Inglaterra)
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