Una veintena de personalidades pide reconvertir y adaptar los viejos zoos
Ante el debate sobre el futuro de los zoos, los defensores de los animales seguían dos tendencias. Una propugnaba el cierre de estos recintos y otros planteaban mejorar el bienestar animal sin cambiar el paradigma. Sin embargo, Barcelona alumbró ayer una tercera vía, la Plataforma ZooXXI, una iniciativa que promoverá una campaña internacional para impulsar la reconversión de los zoos para adaptarlos a la ciencia, las necesidades ambientales y la ética del siglo XXI.
El proyecto ZooXXI, diseñado por la asociación animalista Libera! y la Fundació Franz Weber, reclama un cambio de modelo para que los zoos sean centros útiles para la protección de los animales y para difundir sus derechos.
La Plataforma cuenta con el apoyo de 21 personalidades del mundo de la cultura o la conservación de la Naturaleza (Gerard Quintana, Nuria Gago, Magda Oranich o Pilar Rahola) e, incluso, antiguos responsables en el Zoo barcelonés: Carmen Maté, ex directora, o Jordi Portabella, su expresidente.
Una de sus líneas estratégicas pide transformar los zoos en centros de recuperación de fauna autóctona en detrimento de los ani- males exóticos. También se quiere que prevalezca la idea de zoos orientados hacia los programas de conservación y reintroducción de las especies en peligro de extinción, pero en los que también tengan cabida espacios para cuidar y recuperar animales salvajes o heridos o procedentes de decomisos o situaciones de maltrato.
La visión educativa no centraría la atención sólo en las especies y su conservación, “sino en los individuos, porque la ciencia ha confirmado que los animales son seres que se emocionan, que disfrutan, que se relacionan socialmente”, dice Leonardo Alselmi, de Libera. La Plataforma juzga necesario que haya zoos más divertidos, donde se facilite la aproximación del niño a los animales con contenidos educativos y tecnologías audiovisuales para que puedan conocer sus hábitats naturales. Se busca, en fin, revertir la actual situación en la que los zoos no ayudan a la conservación in situ de las especies salvajes (afectadas por la fragmentación de hábitats, el cambio climático o la presión humana).
Los clientes que van al zoo lo visitan para “pasar el rato con los niños”, pues estos recintos son meros centros de ocio; y la mayoría ni siquiera sabe citar tres especies que hayan visto. Son datos que esgrimen los expertos que reclaman un nuevo giro de adaptación giro a estas instalaciones.