Jordi Roch
DIRECTOR DE LA SCHUBERTÍADA
A parte del siempre estelar Matthias Goerne, este año la Schubertíada de Vilabertran dirigida por Jordi Roch cuenta en su programación con novedades como la mezzo Sarah Connolly y la soprano Measha Brueggergosmann.
La Schubertíada de Vilabertran ha optado desde este verano por no alargarse hasta bien entrado el mes de septiembre y concentrará su programación de esta 23a edición en sólo diez días –del 20 al 29 de agosto– en los que, junto a la constante y siempre excepcional presencia del barítono Mathias Goerne, que esta vez se pone a las órdenes de Josep Pons, tendrá lugar el debut en el festival de la muy galáctica mezzosoprano británica Sarah
Connolly, la inolvidable Agrippina de hace dos temporadas en el Liceu, cuyos recitales tienen lugar en plazas como el Carnegie Hall o el Concertgebouw. No será la única novedad en el Empordà: la estimulante soprano Measha Brueggergosman, vieja aspiración de la Schubertíada que ha cantado Porgy and Bess con Rattle y la Filarmónica de Berlín, abrirá el festival con lieder de Schubert, Shéhérazade de Ravel y los Wesendonck Lieder de Wagner.
Otros debuts de altos vuelos serán el del barítono Luca Pisaroni, yerno del también barítono Thomas Hampson y reconocido en el repertorio mozartiano (Viena, Salzburgo, Baden Baden), que dará un concierto Schubert acompañado al piano por el sobresaliente Worlfram Rieger el 21 de agosto. Y el de la soprano alemana Dorothea Röschmann, otra conocida mozartiana, que hará tándem cantando Mahler el día 28 con el pianista Malcom Martineau, un crack que la noche antes habrá acompañado a Sarah Connolly en diversos lieder de Schubert, Schumann y Roussel o en el Oh Wali Wali de Britten y algún que otro Turina.
Como proyecto ambicioso del festival des- pertará interés la producción con Matthias Goerne de La canción de la Tierra, de Mahler, en el arreglo para 12 músicos que hizo Schönberg. El alemán cantará junto al tenor Charles Reid acompañados de un conjunto integrado por el Dalia Quartet más un contrabajo de lujo, Frano Kakarigi, un quinteto de viento del Miró Ensemble, un piano y un armónium, todos bajo la dirección del maestro Pons, que hace su primera aparición en la Schubertíada. El programa se abre con el arreglo del propio Schönberg para el mismo conjunto del Prélude à l’après-midi d’un faune de Debussy. En su usual aportación extra a la Schubertíada, Goerne cantará al día siguiente lieder de Schumann en el magnífico tándem que forma con el pianista Alexander Schmalcz.
Al concentrarse en diez jornadas, la Schubertíada se abre también a las matinales. Pero no a unas matinales cualquiera: el cellista del Quartet Casals Arnau Tomàs, que recientemente ha editado un CD con las Suites para cello de Bach, interpretará esta integral en sendos mediodías (11.30 h, 22 y 23 de agosto).
Es lo que la Schubertíada ha bautizado como Bach&Breakfast. Arnau Tomàs repetirá la noche del 24 con su cuarteto, una presencia habitual en la Schubertíada, en esta ocasión con obras de Haydn, Mozart y Schubert. Y junto a los maestros habrá otros dos cuartetos, el emergente y el más joven, a los que se podrá escuchar en tres días consecutivos: el Quartet Gerhard, con la colaboración de Fermín Villanueva al cello en el Quinteto para dos violonchelos de Schubert, y el Quartet Klimt, ganador del Joventuts Musicals. “Será como un pequeño festival de cuartetos”, comenta Jordi Roch, director del certamen y presidente a su vez de Joventuts Musicals, con visibles ganas de volver a escuchar a los Klimt en La muerte y la doncella de Schubert, que les hizo merecedores del premio. En cuanto al piano, esta edición cuenta con dos jóvenes catalanes, Iván Martín e Ignasi Cambra, con un programa ambicioso que incluye Soler, Beethoven y Chopin (a parte de Schubert).
Los solistas de la Camerata 432 cerrarán el certamen –180.000 euros de presupuesto– con un concierto familiar pensado para los más pequeños.
Matthias Goerne protagonizará ‘La canción de la Tierra’ de Mahler dirigida por Josep Pons