Finlandia modera a los populistas
La extrema derecha hace concesiones para entrar en el nuevo Gobierno finés
El nuevo primer ministro de Finlandia, Juha Sipilä, sabe bien que los retos a los que se enfrenta su recién formado Gobierno de coalición son grandes. Más allá de tener ante sí la difícil tarea de devolver al país a la senda del crecimiento, tiene que ser capaz de mantener unido a un Ejecutivo que, por primera vez, cuenta con la participación del Partido de los Finlandeses, una formación populista y contraria a la inmigración, cuyas posturas críticas con Europa podrían llevar a Helsinki a tensar demasiado la cuerda con Bruselas.
Prueba de estos desafíos son las largas y duras negociaciones por las que Sipilä ha tenido que pasar antes de alcanzar un acuerdo de Gobierno. Casi un mes y medio de tira y afloja que culminó la semana pasada con la toma de posesión del nuevo Ejecutivo, que finalmente está integrado por el Partido de Centro de Sipilä, la formación euroescéptica de Timo Soini y el conservador Kokoomus de Alexander Stubb.
Hubo un tiempo en el que Finlandia solía ser considerada la más europeísta de las naciones nórdicas. Es la única, por ejemplo, que decidió entrar en el euro, a diferencia de Suecia y Dinamarca, que prefirieron mantener sus monedas. Sin mencionar a Islandia o Noruega, que ni siquiera forman parte de la UE.
Con la crisis, sin embargo, el fervor comunitario de los finlandeses se enfrió. Y en gran medida, esto fue gracias a las punzantes proclamas de Timo Soini, cuyo espectacular ascenso en las elecciones de 2010 se debió a las duras críticas contra los rescates financieros a Grecia y Portugal.
Cinco años después, su éxito entre los votantes sigue siendo grande. Lo demuestran las elecciones del pasado 19 de abril, en las que el de Soini se convirtió en el segundo partido más votado. Todavía suenan frescas en los oídos de los electores sus declaraciones contra la posibilidad de un tercer rescate griego o sobre la conveniencia in- cluso de que el país heleno abandone el euro.
Pero para acceder al poder hay que hacer concesiones y, según señalan muchos analistas, es muy probable que Soini haya tenido que renunciar a sus posiciones más controvertidas a cambio de entrar en el nuevo Ejecutivo.
Dan fe de ello sus primeras declaraciones como ministro de Exteriores, en las que habló de la necesidad de reformas en la UE, pero utilizó un tono moderado.
Este primer viraje hacia posturas más mesuradas da esperanzas a quienes creen que el contacto con el poder acabará desinflando el éxito electoral de Soini, pues gobernar en coalición requiere hacer concesiones y, por lo tanto, romper alguna que otra promesa.
La legislatura acaba de empezar y todavía es pronto para saber si los populistas acabarán o no renunciando a su ideario. Lo que está claro es que la economía y no la política exterior será el eje de la acción de Gobierno. Lo evidencia el ambicioso programa presentado por Sipilä y con el que, a base de ajustes y recortes, intentará superar la crisis económica que azota a Finlandia Prueba de esta determinación es que el nuevo ministro de Finanzas es el ex primer ministro Stubb.
El primer ministro Sipilä prioriza la economía y da la cartera de Finanzas a su antecesor, Stubb