Renzi sale debilitado de las elecciones regionales
La Liga Norte gana fuerza, mientras el Movimiento 5 Estrellas se consolida
Los italianos que fueron a votar anteayer en las elecciones regionales y municipales parciales dieron un aviso a Matteo Renzi. Además del mensaje general de desafección ante el sistema –los abstencionistas sumaron el 48%-, la otra noticia fue el debilitamiento del Partido Demócrata (PD), el fuerte ímpetu que recibió la Liga Norte y la consolidación del Movimiento 5 Estrellas (M5E). Se trata, obviamente, de una foto puntual y no completa, pero significativa sobre el estado de ánimo del país.
Ganar en cinco de las siete regiones en juego podría parecer un buen resultado. Esa es la interpretación oficial del PD y de Renzi. El primer ministro, que voló por sorpresa a Afganistán para visitar a las tropas italianas, calificó el desenlace de los comicios de “muy positivo” y dijo que eso le anima a “seguir adelante con aún mayor determinación en la renovación del partido y el cambio en el país”.
No obstante la retórica, la interpretación mayoritaria fue que el jefe del Gobierno ha sufrido un revés de cierta consideración. Es verdad que su partido gobernaba en cinco regiones y lo continuará haciendo. Pero el dato más significativo está en la pérdida global de apoyo, de unos 15 puntos porcentuales, respecto a las elecciones europeas de hace un año, en las que cosechó casi el 41% de los votos.
El PD ha mantenido una región tradicionalmente roja como Umbría –aunque con dificultades mucho mayores a las esperadas–, así como Toscana, Apulia y Las Marcas. Pierde Liguria, donde se ha impuesto un estrecho colaborador de Silvio Berlusconi en Forza Italia, Giovanni Toti. En esta región norteña ha resultado decisiva una escisión del PD por el ala izquierda. En el terreno positivo, el PD conquista Campania, si bien puede tratarse de una victoria envenenada porque el presidente electo, Vincenzo De Luca, podría ser inhabilitado tras haber sido condenado por abuso de poder.
La Liga Norte se ha impuesto en su feudo del Véneto, con una reelección del actual gobernador, Luca Zaia, con más del 50% de votos. Los liguistas han conseguido penetrar en otros territorios. Ha sorprendido el 20% de respaldo obtenido en una región roja como Toscana, tierra natal de Renzi.
Todo ello da oxígeno a la estrategia del líder liguista, Matteo Salvini, de arremeter contra Bruselas y la Europa del euro, y de usar una retórica muy agresiva ante la integración de inmigran-
El Partido Demócrata gana en cinco de siete regiones, pero pierde un 15% respecto a las europeas del 2014
tes y refugiados. Salvini reclama el liderazgo en el centroderecha. “La verdadera alternativa a Renzi somos nosotros”, dijo.
Forza Italia, en cambio, ha obtenido porcentajes escandalosamente bajos. Su único consuelo es haber aupado a Toti a la presidencia de Liguria, una satisfacción personal para il Cavaliere. En Apulia Berlusconi sufrió un descalabro. Su partido se escindió y los rebeldes obtuvieron más votos.
Ha causado impresión la robustez del M5E, que, con el 20% aproximado de media, se sitúa como segundo partido a nivel na- cional. Los grillini se mantienen fuertes a pesar de la conducta errática de su líder, Beppe Grillo. Al principio cometieron muchos errores y hubo sonadas deserciones, pero algunos de sus parlamentarios han demostrado ser brillantes y capaces de desarrollar una intensa labor, presentando propuestas y controlando con celo al Ejecutivo.
A Renzi le ha perjudicado la tensión interna en el PD y no ha podido capitalizar todavía la tímida recuperación económica. Las imágenes diarias de inmigrantes y refugiados llegando a Italia y abarrotando los centros de acogida sirven a Salvini para su mensaje del miedo. Hay quien especula que Renzi podría verse tentado a no agotar la legislatura, hasta el 2018. Pero en Italia el primer ministro no puede disolver las cámaras cuando le place. Es uno de los pocos poderes del presidente de la República. Renzi podría forzar una crisis y obligar a Sergio Mattarella a dar el paso, un escenario que quería evitar y que quizás no suceda, pero hoy es menos imposible que antes del resbalón electoral del domingo.