La elección de Annegret
Una alemana de 65 años ha sido madre de cuatrillizos tras esquivar la ley de su país sobre fecundación in vitro tratándose en Ucrania
Su caso es extremo, insólito, el único de estas circunstancias en el mundo del que los médicos tienen noticia. Annegret Raunigk, una maestra alemana de 65 años, dio a luz a cuatrillizos –concebidos por fecundación in vitro– en un delicado parto por cesárea el pasado 19 de mayo en el hospital universitario berlinés Charité. Los cuatro bebés –una niña y tres niños- nacieron prematuros, tras sólo 26 semanas de gestación, y se encuentran en la incubadora.
Su nacimiento prematuro es el más terrible riesgo que se abate sobre ellos, no la edad de su madre, ni el hecho de ser cuatrillizos, según indicaron la semana pasada en rueda de prensa los doctores que les atienden. “Han nacido cuando su desarrollo no estaba terminado, lo cual es un factor de grandes riesgos; son niños que pueden morir, que pueden contraer enfermedades graves, o sufrir secuelas”, precisó Christoph Bührer, director de Neonatología del Charité. Pesaron al nacer entre 655 y 960 gramos.
El nacimiento de cuatrillizos de una madre de esta avanzada edad es “hasta donde llega mi conocimiento, un caso único en el mundo”, dijo Wolfgang Heinrich, director del departamento de Obstetricia del hospital berlinés. La madre está bien. “No creo que después de éste vaya a haber muchos más casos similares en el mundo”, añadió Heinrich.
Cuando a mediados de abril trascendió este embarazo, la opi- nión pública alemana quedó estupefacta. Annegret Raunigk tiene trece hijos, de edades entre 9 y 44 años, que le han dado siete nietos. En la entrevista exclusiva que dio en aquel momento a la cadena de televisión RTL, Raunigk explicó que buscó un nuevo embarazo cuando su hija más pequeña, Lelia, le pidió un hermanito.
La ley alemana no permite el tratamiento de fertilización a su edad, ni la donación de óvulos, así que esta profesora de inglés y ruso de una escuela primaria viajó a Ucrania a someterse a una fecundación in vitro con óvulos y esperma de donantes jóvenes.
A propósito de la legislación germana, en la entrevista a RTL Annegret Raunigk afirma, convencida: “Cada mujer debería po-
“Hasta donde llega mi conocimiento, es un caso único en el mundo”, afirma un doctor del equipo Los cuatro bebés nacieron prematuros, y los médicos alertan de los graves riesgos vitales que afrontan
der decidir cuándo y cómo quiere tener hijos”. Cuando la periodista le pregunta si su actitud podría ser tildada de egoísta o de irresponsable, la aludida responde: “Yo no me meto en la vida y en las decisiones de las demás personas, así que espero que nadie se meta en lo que yo decido”. En el reportaje televisivo en el que se enmarca la entrevista, aparece también su hija Lelia, de 9 años, que fue noticia ella misma al nacer en 2005, pues su madre tenía entonces 55 años y ya rompió barreras en los tiempos de la maternidad.
Ambas viven en el distrito berlinés de Spandau, pero en la entrevista la profesora explicaba que se jubilará en otoño, y que cuando nacieran los cuatrillizos, se mudarían a Höxter, localidad del land de Renania del Norte-Westfalia en la que residen algunos de sus hijos más mayores. Sus trece hijos son de cinco padres, con uno de los cuales estuvo casada, pero aseguró que ni ella ni los hijos tienen trato con esos cinco hombres.
En la RTL, Raunigk insistía una y otra vez en la alegría de la maternidad. Hacia el final del programa, acude con la periodista y la pequeña Lelia a una tienda de artículos para bebés en busca de un cochecito para cuatro. Cuando la periodista informó al dependiente de que la señora esperaba cuatrillizos, y de que tenía ya trece hijos, él exclamó: “¡Dios mío!”, Entonces, Annegret Raunigk replicó, con aire de sentirse sorprendida una vez más: “Todos dicen siempre ‘¡Dios mío!’; nadie dice que es fantástico”. Ahora, tiene diecisiete hijos.