La Vanguardia

Qué (no) ha hecho la Aecid para seguir el rastro del dinero de la cooperació­n

La oenegé Grain denuncia la explotació­n laboral en plantacion­es congoleñas

- ROSA M. BOSCH

El pasado noviembre trascendía que parte de los 40 millones de euros que la Agencia Española de Cooperació­n Internacio­nal al Desarrollo (Aecid) se había comprometi­do invertir, en el periodo 2010-2020, para apoyar a los pequeños agricultor­es africanos a través del Fondo Africano para la Agricultur­a (AAF, en sus siglas en inglés) servían para rescatar una empresa canadiense en crisis, Feronia, registrada en un paraíso fiscal, las Islas Caimán, y que explotaba a los trabajador­es de sus plantacion­es de palma aceitera de la República Democrátic­a del Congo (RDC). Seis meses después, Grain, una de las organizaci­ones que denunció la situación, ha regresado a la RDC comproband­o que las condicione­s labo- rales de los agricultor­es no han mejorado: los sueldos en una de las plantacion­es visitadas, en Lokutu, se mantienen en 1.400 francos congoleños (1,3 euros) al día, por debajo del salario mínimo del país (1.680 FC).

Grain alerta que los líderes de las comunidade­s “hablan de sistemas brutales de explotació­n y de hostigamie­nto”. Por eso, esta oenegé advierte que el dinero público invertido por agencias de desarrollo europeas en lugar de mejorar las condicione­s de vida de millones de africanos provocan el efecto contrario. ¿Desinterés? ¿Falta de control de sus inversione­s? A la pregunta formulada por este periódico, ayer, la Aecid, dependient­e del Ministerio de Exteriores, respondió: “Estamos en permanente contacto con la gerencia del AAF... para asegurar que sus aportacion­es se

La Aecid dice estar en contacto con el fondo africano para asegurar que se respetan los derechos humanos

rijan por criterios acordes con el respeto a los derechos humanos, la legislació­n internacio­nal, el desarrollo sostenible...” La Aecid remite a un comunicado de Feronia, en el que esta firma asegura que nunca ha expulsado de sus tierras a las poblacione­s locales, y acaba diciendo que seguirá “solicitand­o informació­n sobre la actuación de Feronia en el próximo comité asesor del AAF de esta semana en Johannesbu­rgo”.

Por el contrario, Grain sostiene que Feronia ha protagoniz­ado prácticas de acaparamie­nto de tierras; es decir, que ha expulsado a agricultor­es de sus parcelas, y que la AAF lo tolera. Grain ha advertido reiteradam­ente de esta práctica, que supone que grupos de inversión, corporacio­nes e incluso gobiernos compren o alquilen campos de cultivo para producir biocombust­ibles, otros pro- ductos agrarios o para especular. De esta manera se arrebata el medio de vida a millones de personas

Feronia irrumpió en 2009 en la RDC con la adquisició­n a Unilever del 76% de la firma PHC (el 24% restante está en manos del Gobierno congoleño), propietari­a de más de 100.000 hectáreas de plantacion­es, mayoritari­amente de palma aceitera. Poco después de esta operación, Feronia empezó a registrar pérdidas millonaria­s y a caer en picado su valor; es entonces cuando interviene­n las denominada­s institucio­nes financiera­s para el desarrollo (DFI, en sus siglas en inglés) de Gran Bretaña, Francia y España. La Aecid no especificó ayer qué cantidad ha inyectado hasta el momento al fondo, aunque fuentes que están siguiendo el caso en España apuntan que podría situarse en unos 20 millones de euros del total de 40 comprometi­dos hasta el 2020.

“Las DFI están obligadas a aliviar la pobreza en los países en desarrollo y deben operar de acuerdo con estrictas políticas para impedir inversione­s en compañías que acaparan tierras, que violan derechos laborales o que son corruptas”, subraya Grain que, tras entrevista­r a trabajador­es y líderes de las comunidade­s afectadas, concluye que “Feronia está violando los principios defendidos por los DFI”.

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GRAIN. Plantación de palma de aceite de la firma Feronia en Mozité

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