La Vanguardia

La edad afecta para recordar detalles pero no empeora otras memorias

- MAYTE RIUS

La memoria de las personas mayores no es tan deficiente como se cree. Cumplir años afecta a la capacidad para recordar detalles específico­s o muy remotos pero no deteriora otros tipos de memoria como la semántica o la procedimen­tal, que en algunos casos incluso mejoran. Esta es la principal conclusión de la investigac­ión realizada por Alaitz Aizpurua, de la Universida­d del País Vasco, y Wilma Koutstaal, de la Universida­d de Minnesota, y que publican en la revista Consciousn­ess and Cognition.

“El deterioro de la memoria asociado a la edad no es uniforme ni general, y en el caso de la memoria autobiográ­fica, que es la que reúne los episodios de nuestra vida y nos da identidad, las diferencia­s entre lo que recuerdan jóvenes y mayores depende de cómo se les pregunta y del nivel de detalle que se exige”, precisa Aizpurua.

La investigad­ora apunta que cuando se hace recordar a un anciano y a un joven algo que pasó en su infancia, al primero se le hace retroceder 50 o más años mientras que al segundo sólo 1015 años, de modo que es normal que haya diferencia­s. “Pero cuando les pides que recuerden un he- cho de su vida personal de hace un año y de hace unos meses, ves que los mayores recuerdan de forma tan específica como los jóvenes y sólo se diferencia­n en que estos conservan más detalles respecto a los recuerdos más antiguos”, explica.

Y añade que esta misma capacidad de recordar se constata cuando los mayores son testigos por ejemplo de un atraco y pueden relatar perfectame­nte la secuencia de lo ocurrido. “Sólo tienen más problemas si les preguntas por detalles muy concretos, como qué atracador dijo determinad­a frase, porque rinden peor en la memoria episódica que requiere de más recursos atencional­es”, detalla la profesora de Psicología. Remarca que la memoria procedimen­tal, la de las habilidade­s, “la que necesitamo­s para conducir, por ejemplo”, por lo general se mantiene durante la vejez y la memoria semántica, que está relacionad­a con el lenguaje, con el significad­o de los conceptos y con los conocimien­tos acumulados, no sólo no empeora sino que a menudo mejora con la edad.

La investigad­ora enfatiza que no es cierta la creencia de que la memoria se deteriora al llegar a la vejez, sino que “la pérdida cognitiva comienza a los 20 años, se hace más perceptibl­e entre los 45 y los 49 años y resulta más general a partir de los 75”.

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