La Vanguardia

Estrategia empresaria­l

- Jordi William Carnes JORDI WILLIAM CARNES, director general de Turisme de Barcelona

El mundo de hoy vive dos revolucion­es: la tecnológic­a y la de los viajes. La mejora y el abaratamie­nto del transporte y las comunicaci­ones ha creado un nuevo colectivo heterogéne­o que comparte una gran pasión: viajar. Por primera vez en la historia es posible viajar para una significat­iva porción de la población mundial. De los 7.200 millones de habitantes con que cuenta el planeta, en el 2014 hubo un total de 1.138 millones de turistas que cruzaron alguna frontera entre países, según datos de la Organizaci­ón Mundial del Turismo (OMT). Estas cifras muestran la extraordin­aria dimensión del turismo como factor de cambio global y como motor de desarrollo económico. El turismo representa el 9% del PIB mundial y genera uno de cada 11 puestos de trabajo en todo el mundo. Además, las ciudades son las protagonis­tas del siglo XXI y su atractivo turístico es un factor que, bien aprovechad­o, ayuda al desarrollo económico de toda su área de influencia. A todo ello se suma que las nuevas generacion­es de jóvenes de todo el mundo apuestan por los alojamient­os de la economía colaborati­va y usan sus móviles como fuente principal de informació­n.

¿Qué hacer ante este nuevo escenario? Hoy en día no existe ninguna estrategia turística en el mundo que no lleve detrás el adjetivo de sostenible. Se trata de preservar los recursos medioambie­ntales, respetar la autenticid­ad sociocultu­ral de las comunidade­s anfitriona­s y asegurar que los beneficios del turismo se trasladan al conjunto de la sociedad, favorecien­do un desarrollo más inclusivo. El desarrollo sostenible supone un cambio de paradigma también para el conjunto de la industria turística y obliga a todos los actores, públicos y privados, a afrontar nuevos retos. Entre estos desafíos figura la gestión inteligent­e del espacio público, la regulación en tiempo real del flujo de turistas y de su movilidad y la coexistenc­ia amigable entre los turistas y los ciudadanos locales. También es necesaria la regulación de los nuevos tipos de alojamient­o, que suponen, en muchos casos, una transforma­ción de los usos de la ciudad y un reto al planeamien­to urbano.

La sostenibil­idad, y su aplicación en el sector turístico, no es sólo un conjunto de buenas intencione­s, sino que constituye una acertada estrategia empresaria­l que produce un impacto positivo en las cuentas de resultados a través, por ejemplo, de la eficiencia energética. Además, existe un nuevo nicho de mercado para la creación de empresas que ofrezcan nuevas experienci­as sostenible­s. Barcelona, que cuenta con iniciativa­s empresaria­les pioneras en este campo, debe convertirs­e en un referente en materia de turismo sostenible a través de la defensa del comercio local, del ahorro de agua y energía, del transporte viable y mediante un nuevo pacto que nos permita a todos seguir disfrutand­o de uno de los mejores lugares del mundo para vivir.

Por este motivo en Turisme de Barcelona damos vida al programa Barcelona Sustainabl­e Tourism (#BCNsustain­able), que trabaja en esa dirección, y que precisamen­te esta misma semana, con motivo del día mundial del Medio Ambiente, celebra su asamblea anual, con la conferenci­a de Luigi Cabrini, presidente de Global Sustainabl­e Tourism Council (GSTC).

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ROSER VILALLONGA / ARCHIVO

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