Luxemburgo rechaza en referéndum dejar votar a los extranjeros
Los luxemburgueses respondieron ayer con un no rotundo al paquete de medidas democratizadoras sometido a referéndum por su Gobierno: no a limitar a 10 años los mandatos de los políticos, no a poder votar desde los 16 años y no a extender el derecho de voto a los ciudadanos extranjeros. Alrededor de ocho de cada diez respondieron no a cada una de las tres preguntas, un resultado que no deja lugar a du- das sobre la opinión de la ciudadanía: no a los cambios, gracias.
La singular propuesta de conceder derecho de voto a los ciudadanos extranjeros –a condición de que residieran en el Gran Ducado durante más de diez años– es un reflejo de la inédita situación demográfica del país. De sus 562.958 residentes, 258.679 no tienen la nacionalidad luxemburguesa ni por tanto derecho a voto; la comunidad extranjera más numerosa son los portugueses, que llegaron al país en los años sesenta y suponen el 16% de su población, seguidos de franceses, italianos, belgas y alemanes, muchos de ellos, trabajadores de las instituciones europeas y organismos financieros.
La situación, que plantea dudas sobre la calidad de la democracia luxemburguesa, puede verse agravada en el futuro pues las tendencias demográficas actuales indican que los extranjeros serán mayoría en unos años. A la fuerte presencia de residentes extranjeros se suma el flujo de los ‘transfronterizos’ que cada día entran en el país para trabajar, procedentes sobre todo de Bélgica, Francia y Alemania.
El temor de los luxemburgueses a la influencia extranjera en su vida política había llevado a que, hasta hace apenas dos años, el país pusiera limitaciones al derecho de voto de los ciudadanos comunitarios en las elecciones europeas y municipales (les exigía un mínimo de dos años de residencia).
El debate, pues, no es nuevo pero no ha sido hasta ahora cuando el Gobierno, una coalición de socialdemócratas y verdes unida por su afán reformista y dirigida por Xavier Bettel, ha decidido someter la iniciativa a referéndum, aunque la consulta no era vinculante. “El mensaje está claro y lo hemos entendido. No es un éxito para los partidos del Gobierno. Respetaremos el resultado”, dijo Bettel. El 78% de los luxemburgueses están en contra de permitir votar a los residentes extranjeros, el 80% no quiere rebajar la edad legal de voto a los 16 años y un 70% no desea limitar a una década los mandatos ministeriales, una medida defendida por la coalición de gobierno en aras de la regeneración democrática pero que sonaba mucho a una cláusula ‘anti-Juncker’, por quien fuera su primer ministro durante 19 años.
La oposición conservadora había hecho campaña en contra de las propuestas del Gobierno y ayer reclamó que el referéndum tuviera consecuencias para el ejecutivo de Bettel, también impulsor (y beneficiario personal) de la legalización del matrimonio homosexual el año pasado. “Las consecuencias políticas son que esas tres ideas no serán recogidas en la Constitución”, replicó el viceprimer ministro, Etienne Schneider.
El 46% de la población de Luxemburgo es de origen extranjero y no puede participar en la vida política del país