Catalunya aritmética
Las batallas por el poder se libran en todos los ámbitos, desde la épica de las calles a la filatelia. Dos de los más sensibles son el nomenclátor y el mobiliario urbano. El 20-N (la fecha que probablemente Rajoy elegirá para las elecciones) se cumplirán cuarenta años justos de la muerte de Franco y aún perviven restos franquistas tan voluminosos como el monumento que se levanta sobre el río Ebro a su paso por Tortosa. De hecho, antes de las elecciones del 24-M se presentó una denuncia contra 35 alcaldes por 86 símbolos franquistas que incumplían la ley de Memoria Histórica. El último conflicto en el ámbito simbólico se dio ayer. El Consistorio barcelonés que preside Ada Colau prohibió (o en lenguaje neoadministrativo “no autorizó”) el uso del castillo de Montjuïc para la celebración de la misa anual en recuerdo de los “héroes y mártires del Glorioso Movimiento Nacional” que se celebraba allí desde 1940, ahora bajo el eufemismo de misa por todos los difuntos de guerra. La decisión tiene una componente aritmética. Les ofrecen la posibilidad de celebrarla en otro espacio público municipal y, sobre todo, en una fecha que no coincida, mira tú por dónde, con el aniversario del alzamiento. Hay que aplaudir esta decisión y preguntarse por qué se ha tardado tanto.
El día que me entero un compromiso profesional me lleva hasta un estudio de grabación en Les Cabanyes, junto a Vilafranca. Lo único que sé de esta villa agrícola es que en ella nació Josep Torras i Bages. Al llegar me doy cuenta que las calles están numeradas, como en Nueva York. Todas menos una, la que corresponde al Mas Gomà natal del obispo. Esta calle mantiene el nombre del hijo más ilustre de Les Cabanyes. Como quiera que su urbanismo (o ruralismo) no es cuadriculado me cuesta localizar la calle 14. En el trayecto, salto de la 7 a la 33, pero al final resuelvo la ecuación. Mi anfitrión me explica que la solución numérica data de antes de la guerra, tal vez de tiempos de Primo de Rivera. Ante las discusiones bizantinas sobre los nombres que deberían figurar en las placas de las calles, el Ayuntamiento optó por la vía aritmética, con una sola excepción. El autor de La tradició catalana (1892) dejo escrito que “Catalunya será cristiana o no será”, un lema envejecido por más que se esfuerce en pronunciarlo el señor Espadaler. En cambio, visto el empuje con que irrumpe la candidatura encabezada por Raül Romeva en las decisivas elecciones del 27-S, podemos parafrasear a Torras i Bages e, inspirados por el nomenclátor de su villa natal, concluir que “Catalunya será aritmética o no será”. Los mejores bares del 27-S estarán entre las calles 68 y 69.
Inspirados por el nomenclátor de la villa natal de Torras i Bages diremos: “Catalunya será aritmética o no será”