Shirley MacLaine, feliz a los 81
La actriz trabaja en la radio y le encanta interpretar a gente mayor en el cine
Todos los domingos se la puede escuchar en la radio entrevistando a médiums o especialistas en platillos voladores, y quien quiera verle en persona, puede tomar un avión y llegar hasta el sitio por el que ese mes pasará su tour, que en julio concluirá en Nashville, la capital de la música country. Su más reciente libro, What if ( ¿Y si?), publicado en marzo de este año, generó su buena cuota de controversia por sus especulaciones sobre temas sagrados como el Holocausto y aunque no trabaja como actriz tanto como quisiera, a los 81 años la ganadora de un Oscar y merecedora de otras 5 nominaciones sigue manteniendo una presencia constante en el mundo del espectáculo. El año pasado participó en un par de episodios de Glee y ciertamente su personaje en la exitosa Downtown Abbey no pasó desapercibido. Shirley MacLaine, a quien puede verse actualmente en los cines españoles protagonizando el remake norteamericano de la coproducción hispanoargentina Elsa y Fred, admite que no actúa más por falta de oportunidades: “como soy la más vieja trabajando, me dan papeles acordes a mi edad”, señala para luego agregar: “me encantaría que me llamaran más. Hay toda una generación de espectadores, que tienen entre 60 y 100 años, a los que el cine de hoy ignora. No hay nada para que veamos nosotros. Y por eso disfrutaría mucho de poder hacer más películas para la gente de mi edad”.
Ciertamente, las cosas no son fáciles para este tipo de cine. La nueva versión, dirigida por Michael Radford y coprotagonizada por otra leyenda, Christopher Plummer, apenas recaudó 285.000 dólares durante su exhibición norteamericana, no mucho más que lo que obtuvo la versión original cuando pasó por los cines de ese país. La úl- tima película que filmó, Wild Oats ( Avena silvestre), todavía no tiene fecha de estreno en Estados Unidos a pesar de que cuenta en su elenco con Jessica Lange y Demi Moore y una propuesta sumamente divertida en la que Shirley encarna a una mujer que recibe por error casi un millón de dólares como pago de su jubilación, y en lugar de devolverlos decide gastárselos con sus amigas: “A mí me gusta mucho el cine independiente, porque allí es donde está la actuación de verdad, las historias auténticas que tratan sobre la verdad de la condición humana, pero es muy difícil financiarlo. Hoy en día la industria está haciendo películas de ciencia ficción como Insterstellar, que es probablemente una historia real, aunque ningún gobierno lo quiera admitir, pero yo prefiero las historias empujadas por buenos personajes, y no se hacen ya muchas así”, explica.
Por eso, cuando le propusieron encarnar a Elsa, no lo pensó dos veces: “Me encanta la idea de inter- pretar a gente mayor que se enamora. Y además tengo algunas cosas en común con ella. Si bien yo no robo, no miento ni cuento historias como lo hace ella, las dos tenemos una imaginación muy activa. Cuando vi la película original me fascinó esa realidad tan imaginativa en la que vive. Y como se está muriendo, decide no perderse la oportunidad de vivir un romance con este malhu-
“Yo vivo en el presente. No pienso demasiado sobre el pasado, ni tampoco me preocupo por cual es mi futuro”
morado vecino que le ha tocado”, apunta.
MacLaine señala que a diferencia del personaje que interpreta Plummer, ella disfruta de la vida: “¿Quieres saber cual es mi secreto? Yo vivo en el presente. No pienso demasiado sobre el pasado, ni tampoco me preocupo por cual es mi futuro. Es algo que he aprendido de mis perros. Ellos también viven en el presente, y yo les imito. Y de esa forma, me mantengo razonablemente feliz”, reflexiona. A pesar de los años, continúa haciéndose preguntas que no ha podido responder: “Sigo siendo curiosa, y constantemente me cuestiono cómo empezamos y cuál es nuestra evolución. ¿Qué es Dios? ¿Podremos volver a vivir? ¿Hemos vivido antes? ¿De verdad elegimos a nuestros padres, y a nuestros hijos? Son todos temas que me han interesado desde que era pequeña”. Al menos, admite, creer en la reencarnación tiene sus ventajas: “elimina el miedo a la muerte, porque sé que mi alma siempre vivirá. Hay una razón para mi existencia y para cada acción hay una reacción. Pero igual, nunca dejo de cuestionármelo todo. No tengo ninguna respuesta, son todas preguntas, especulación e imaginación”, dice.