Amigo de Dante

ALAN CURTIS (1934-2015) Clavicenista y director de ópera barroca

En su repentino tránsito desde Firenze, quizá pudo hablar con Dante, que le preguntó cosas sobre esa novedad que era el clavecín, y discutieron con amabilidad sobre Orfeo. Eran viejos amigos comunes, admiradores de la ciudad de los Medici, y de esa región donde nació la ópera.

La formación académica de Curtis tuvo lugar en la universidad de Illinois y fue en paralelo con los años de estudio con Gustav Leonhardt en Amsterdam. Se especializó en sus primeros tiempos en la música para teclado de los Países Bajos durante el primer barroco, con una tesis sobre Jan P. Sweelinck, que en 1969 se editó como libro de referencia: Sweelinck’s Keyboard Music.

Casi inmediatamente accedió a la docencia en la Universidad de California en Berkeley, etapa en la que se dedicó a analizar y profundizar en la obra para teclado de Couperin y en sus numerosas incógnitas. Recordemos que eran tiempos pioneros en el reconocimiento de las músicas del barroco y de las nuevas prácticas de interpretación de la música de esos tiempos.

Paralelamente fue adquiriendo prestigio en los trabajos de dirección de óperas barrocas, a la vez que como clavecinista. Su reputación se afianzó considerablemente cuando dirigió en 1980 en La Scala el Ariodante de Händel, y posteriormente Armida de Gluck cuatro años más tarde en Bolonia. Su afición por Venecia culminó cuando puso en 1989 en Roma Gli Orazi y I Curiazi de Cimarosa. Otro hito fue –una especialidad que había desarrollado años atrás– la grabación de L’Incoronazzione di Poppea, de Monteverdi, un acontecimiento en cuanto a comprensión de estilo.

Como señalaba la cantante Joyce Di Donato al conocer la noticia de su muerte, Curtis era un titán a la hora de hacernos conocer una avalancha de obras perdidas. Se refleja en sus numerosas grabaciones, entre otras: Lotario de Händel, la mencionada Alcina, Tolomeo (Archiv), Ariodante (Virgin), también de Händel, Giulio Cesare (para Naïve, 2013); y de Vivaldi: Ercole sul Termodonte y también Motezuma (Dynamic and Archiv).

Su trabajo como director lo llevaba a cabo con instrumentos de época, aunque también se recuerdan otros con la orquesta del Concertgebow como el Admeto de Händel grabado entonces y reeditado ahora en Virgin. Curtis fundó el grupo Il Complesso Barocco en 1977 que participó en muchos de sus trabajos, con destacadas voces en el ámbito de la lírica del barroco, incluida la citada DiDonato

Pero además de esos nombres reconocidos encontramos en su agenda de trabajo a compositores como Landi, Jommelli, Cesti, o Sacrati, del que dio a conocer La finta pazza, interpretada en un teatro barroco especialmente construido en Campo Pisani en Venecia, en producción de La Fenice en 1987. Uno de sus colaboradores más cercanos siempre en los ambientes venecianos era el escenógrafo Pier Luigi Pizzi. En aquella deseada Toscana Curtis, era responsable artístico de un proyecto educativo muy atractivo, la Piccola Accademia di Montisi.

Fue pionero en el reconocimiento de las músicas del barroco y las nuevas prácticas de interpretación

JORGE DE PERSIA

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