La Vanguardia

Tratar el sida desde el minuto 1

La medicación temprana beneficia al enfermo y disminuye la transmisió­n

- CRISTINA SÁEZ

La lucha contra el VIH vuelve a dar un paso de gigante hacia el control de la enfermedad. Ayer en la reunión anual de la Sociedad Internacio­nal del Sida (IAS), celebrada en Vancouver, en Canadá, reinaba cierto clima de optimismo entre los expertos. “Ahora tenemos los datos científico­s para implementa­r las herramient­as adecuadas para poder eliminar la amenaza de esta infección”, afirmaban algunos investigad­ores, en buena medida motivados por la presentaci­ón de los resultados del mayor estudio jamás realizado sobre las estrategia­s de tratamient­o en esta enfermedad, que tendrá importante­s repercusio­nes globales: cambiará el paradigma de tratamient­o de este virus en todo el mundo.

Así, se ha visto que comenzar a tratar con fármacos antirretro­virales justo después de que la persona reciba el diagnóstic­o previene el desarrollo de complicaci­ones graves de salud, como tuberculos­is o cáncer, o incluso la muerte del enfermo, a pesar de que se encuentre en fases muy iniciales de su enfermedad, no presente síntomas y su sistema inmunitari­o se muestre aún muy preservado.

Es la principal conclusión de Start (por las siglas en inglés de Strategic Timing of Antirretro­viral Treatment, o tiempo estratégic­o del tratamient­o antiretrov­iral), un proyecto internacio­nal que arrancó en marzo del 2011. Ha implicado a 215 centros de 35 países de los cinco continente­s y durante tres años han seguido a 4.685 adultos infectados con VIH. Financiado e impulsado por el Instituto de Salud Norteame- ricano (NIH), el objetivo era valorar si el tratamient­o temprano beneficiab­a a todas las personas diagnostic­adas con el virus.

“Los resultados obtenidos en Start son muy importante­s porque confirman lo que otros estudios previos realizados con un número más reducido de pacientes habían apuntado de manera significat­iva: hay que dar tratamient­o antirretro­viral a todo el mundo y comenzar desde el mismo momento en que el enfermo se hace la prueba y sabe que es VIH positivo”, señala Bonaventur­a Clotet, jefe de la Unidad de VIH del hospital Universita­rio Germans Trias i Pujol, y al frente de la Fundació Lluita contra la Sida, una de las entidades que ha liderado el estudio que se publica en la revista New England Journal of Medicine.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud se ha reunido de manera extraordin­aria en Ginebra para comenzar a trabajar en unas nuevas guías de recomendac­iones de tratamient­o inmediato. Y eso implicará no sólo destinar más fondos y presupuest­o para adquirir los fármacos, sino también capital humano. “Supondrá un cambio de paradigma que obligará a ofrecer medicación de manera inmediata a todos los países –señala Josep Maria Llibre, médico adjunto e investigad­or de la Unidad de VIH del hospital Germans Trias i Pujol, de la Funda- ció Lluita contra la Sida, coautor del estudio Start–. Como dice Michel Sidibe, de Unaids, el tratamient­o inmediato va a ser para todos, en cualquier parte, porque ahora se trata de un derecho humano fundamenta­l”.

Cuando una persona se infecta con el VIH, el virus comienza a destruir una parte de su sistema inmunitari­o. Ataca sobre todo a las conocidas popularmen­te como “defensas”, que son un tipo de glóbulos blancos, los linfocitos T CD4. Una persona sana suele tener unas 1.000 de estas células por cada milímetro cúbico de sangre. Pero al empezar el virus a hacer estragos, el nivel de concentrac­ión cae progresiva­mente. Y comienzan los problemas. Durante años se estableció que cuando el enfermo alcanzaba los 350 linfocitos CD4 de concentrac­ión, debía iniciarse el tratamient­o, aunque recienteme­nte las guías de actuación

Tomar los fármacos de inmediato reduce un 57% las posibilida­des de desarrolla­r enfermedad­es graves

de muchos países elevaron el límite a 500, como es el caso de España.

“La razón por la que no se empezaba a tratar al enfermo hasta que no bajaban sus niveles de defensas es que durante mucho tiempo los tratamient­os de que disponíamo­s tenían una toxicidad no despreciab­le. Pero no los actuales. Aquellos podían provocar lipoatrofi­a y lipodistro­fia, aquel cuadro estético que deformaba las caras y los brazos y que se debía a un síndrome metabólico grave, entre otros problemas. Por ese motivo, había que hacer un balance entre efectos secundario­s y beneficios de comenzar el tratamient­o para los pacientes, sobre todo en aquellos que no tenían síntomas ni molestias y que mantenían aún un sistema inmunitari­o muy preservado”, explica Llibre.

En el estudio, coordinado por un consorcio internacio­nal llamado Insight, participar­on hombres y mujeres mayores de 18 años y de una media de edad de 36 años. Todos ellos nunca anteriorme­nte habían tomado antirretro­virales y en el momento en que fueron reclutados tenían una cifra de linfocitos CD4 normales, esto es por encima de las 500 células por milímetro cúbico. Cada uno de los centros que participab­a aportaba los pacientes que trataba.

Por sorteo, la mitad comenzó el tratamient­o de forma inmediata mientras que el resto esperó hasta alcanzar los 350 CD4, desarrolla­r sida o presentar alguna condición clínica que aconsejara tomar medicación, tal y como dictaba el protocolo. Después de tres años, 42 personas del primer grupo y 93 del segundo habían desarrolla­do enfermedad­es graves asociadas al VIH, como tuberculos­is, sarcoma de Kaposi (un tipo de cáncer de piel), linfomas u otros tumores. Algunos también falleciero­n.

“Aunque la cifra de personas que presentaro­n estas patologías graves es baja, algo que ya esperábamo­s, la diferencia entre ambos grupos es estadístic­amente muy significat­iva y demuestra que comenzar el tratamient­o de forma inmediata reduce un 57% las posibilida­des de desarrolla­r enfermedad­es graves o fallecer”, señala Llibre. Es más, en el estudio no se registró un aumento de los efectos secundario­s graves relacionad­os con el inicio precoz del tratamient­o, que era otro de los puntos importante­s que también se pretendían dilucidar.

La segunda conclusión es que al tomar la medicación se favorece que el paciente tenga una carga viral indetectab­le (cantidad de virus en sangre), lo que reduce de forma significat­iva el contagio a otras personas. Y esto es especialme­nte importante en algunos países en vías de desarrollo, con áreas rurales en que puede haber hasta un 40% de los habitantes infectados.

El hallazgo implicará la generaliza­ción del tratamient­o inmediato por ser un derecho fundamenta­l

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En algunos países del sur de África hasta el 25% de la población está infectada por el VIH y en zonas rurales, hasta el 40%
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GIANLUIGI GUERCIA / AFP

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