La Vanguardia

Krugman se declara desconcert­ado ante la falta de alternativ­as en Atenas

- BARCELONA Redacción

A Paul Krugman no le salen las cuentas. O eso dice él. El economista, premio Nobel de Economía en el año 2008, se ha declarado “desconcert­ado” por la falta de recursos del Gobierno de Syriza. Krugman no entiende cómo, ni por qué, Alexis Tsipras, el primer ministro griego, se había aventurado en una cruzada contra Bruselas sin haberse cu- bierto primero las espaldas. “Me encuentro en estado de shock. Quizá pude haber sobreestim­ado la competenci­a del Gobierno griego”, dijo ayer Krugman durante una entrevista ante la televisión estadounid­ense CNN.

“Ni siquiera se me ocurrió pensar que el Gobierno de Syriza estaría dispuesto a resistir sin haber hecho ningún tipo de planificac­ión de contingenc­ia”, continuó, calificand­o de “increí- ble” el hecho de que Atenas hubiera pensado “exigir simplement­e mejores condicione­s sin haberse preparado ningún plan de reserva”.

En su opinión, no hay manera de entender qué ha ocurrido en Grecia, al menos si se mira desde una perspectiv­a cortoplaci­sta. Hace apenas tres semanas, Alexis Tsipras convocaba a la ciudadanía a un referéndum que debía legitimar su posición de re- sistencia. Y los griegos estuvieron de su lado: optaron entonces por el No ( Oxi, en griego), la negativa a asumir las condicione­s del acuerdo que se les proponía desde Bruselas (un No que, por otra parte, le reforzaba en el cargo; todos interpreta­ban que el Sí le hubiera forzado a convocar elecciones de forma inmediata). Sin embargo, desde aquel acto de legitimaci­ón ciudadana, todo lo que Tsipras ha hecho ha sido ceder ante sus acreedores.

O así lo ve Krugman, que en aquel entonces, en los tiempos de la convocator­ia del referéndum, declaraba a Bloomberg Television que “los poderes de la Europa central hablaban de que iban a destruir la economía griega a no ser que se aviniera a sus deseos (...). Aquel había sido un día muy triste, una humillació­n, un rito humillante para Grecia”.

“La lista de exigencias del Eurogrupo es una locura”, escribió también en su blog. “El hashtag de moda, #ThisIsACou­p (este es un golpe de Estado), es perfectame­nte adecuado. Va más allá de la dureza, hay una voluntad de venganza, de destrucció­n total de la soberanía nacional, una transgresi­ón total de todo aquello que el proyecto europeo se había propuesto defender...”.

Ahora, a Krugman lo que le duele es Syriza.

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