Ada Colau retira de la sala de plenos el busto de Juan Carlos I
El gobierno de Ada Colau inicia una revisión de la simbología monárquica en la ciudad y en su sede
El busto de Juan Carlos I que presidía desde el año 1976 el salón de la Reina Regente, donde se celebran los plenos del Ayuntamiento de Barcelona, fue retirado ayer para ser llevado a un depósito municipal. Con este gesto más que simbólico, el gobierno de Ada Colau escenificó el inicio de un proceso de revisión de la simbología monárquica, que juzga “sobrerrepresentada” en la ciudad y en la misma Casa de la Ciutat.
La alcaldesa Colau no estuvo presente en el momento, sobre las 18.40 de la tarde, en que dos funcionarios apearon el busto (obra del escultor Charles Collet) de la peana que lo sostenía delante de otra representación monárquica que lleva mucho más tiempo, 123 años, en el salón: el gran cuadro de Francesc Masriera que representa a la reina regente María Cristina con su hijo, quien sería Alfonso XIII. Fue el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, acompañado del comisionado para la Memoria Histórica Xavier Domènech, quien explicó las razones e intenciones del gobierno para la revisión, que se adivina en profundidad, de la iconografía y simbología monárquica en la ciudad.
Pisarello evitó la expresión “eliminar” y ni siquiera habló de “toda” la simbología monárquica. Se trata de reducir esa “sobrerrepresentación” e incorporar en el nomenclátor y en la iconografía de la ciudad y del Ayuntamiento “otras memorias históricas”, especialmente la republicana. Al fin y al cabo, dijo Pisarello, el actual es un “gobierno de valores republicanos, compartidos por otros grupos”.
Formalmente, el busto de Juan Carlos se ha retirado porque ya ha pasado un año de su abdicación. Ya no es el rey cuya efigie ha de estar presente, por imperativo legal, en las salas de reuniones de los consistorios. El anterior gobierno de Xavier Trias no lo sustituyó por una imagen de Felipe VI. Se evitó un problema. Pero el gobierno actual tampoco ha encargado un busto o pintura de Felipe VI, ni se ha marcado un plazo para hacerlo. Esta cuestión, según Pisarello, se discutirá con todos los grupos municipales.
Al no reinar Juan Carlos I, su presencia en el salón de plenos era una “anacronía”, apuntó el teniente de alcalde. Como lo serían también los de sus padres, Juan y María de las Mercedes de Borbón. Los dos bustos se colocaron y permanecen de momento en la galería gótica del Ayuntamiento, por su condición anterior de condes de Barcelona. Quizá, como el de Juan Carlos I acaben en un museo.
Otra importante iniciativa está en fase de propuesta: reponer en el obelisco de la plaza Joan Car- les I ( el Llapis de Diagonal/paseo de Gràcia) la estatua de la Repúbli-ca, obra de Josep Viladomat, y el medallón de homenaje a Francesc Pi i Margall, de Joan Pie. Estas obras, retiradas en el franquismo de su ubicación original, estan hoy en el conjunto dedicado a la República en la plaza Llucmajor. Al gobierno de la ciudad le gustaría que volvieran al obelisco, pero prefiere contar al menos con el visto bueno de entidades y vecinos de Nou Barris.
La revisión de la simbología monárquica en el nomenclátor se hará con un Plan de Actuación Memorial, que en plazo de ocho meses presentará propuestas de cambios de nombres. El ámbito temporal de la revisión abarcará de entrada los últimos 200 años.
Las reacciones a la decisión del gobierno Colau no se hicieron esperar. Mientras Alfred Bosch (ERC venía pidiendo medidas como esta) se felicitaba en Twitter, Alberto Fernández (el PP venía pidiendo el busto de Felipe VI) cargaba contra “la extrema izquierda y el independentismo aliados contra la monarquía.
La estatua de la República que hoy está en Nou Barris podría volver al paseo de Gràcia con Diagonal