Bruselas cerrará el rescate griego “lo antes posible”
Se trata de no recaer en los errores más recientes. La desidia de los negociadores de la ayuda a Grecia, que habían retrasado hasta la extenuación la toma de decisiones –tanto, que al final el Gobierno de Syriza fue incapaz de cubrir los vencimientos de su deuda con el FMI en junio–, puso a todas las partes de los nervios. Las consecuencias fueron varias, y de distinto calado: desde el cierre de los bancos griegos (medida que ya ha sido revocada) y el corralito (éste todavía vigente), hasta el riesgo de quiebra financiera del país, con el consiguiente Grexit.
Para ahorrarse situaciones similares, todas las partes han decidido ahora pisar el acelerador. Ayer, ya de madru- gada, el Parlamento griego logró el apoyo mayoritario de sus diputados, incluido el del propio Yanis Varufakis, exministro de Finanzas del Gobierno de Tsipras: finalmente, Atenas aprobó los términos de la reforma que se le exige desde Bruselas, de manera que ahora podrá sentarse a negociar las condiciones del tercer rescate.
Y Bruselas respondió horas más tarde, de forma acelerada y solícita: la Comisión Europea (CE) dijo que confía en que las negociaciones para ese tercer programa “vayan tan rápido como sea posible”.
El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, ha querido dejar claro que la elaboración del llamado MoU ( Memorial of Undestanding, o Memorial de Entendimiento) “debería estar cerrada en la segunda quincena de agosto”, posibilidad que algunos expertos han calificado como demasiado ambiciosa.
Lo cierto es que a Grecia no le queda otra opción. De los 7.200 millones que el Banco Central Europeo (BCE) le entregó hace apenas una semana, ya han volado 6.000 millones: Tsipras ha tenido que invertirlos en cubrir los vencimientos de la deuda que se habían quedado pendientes en el último mes y medio. Y en agosto, Atenas debe afrontar nuevos vencimientos con el MEDE (el Mecanismo Europeo de Estabilidad diseñado por el Consejo Europeo) y con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pagos que, ahora mismo, tampoco puede cubrir.
Pese a todas esas urgencias, el Parlamento griego sudó, y mucho, para aprobar el paquete de reformas. Cerca de 36 parlamentarios de Syriza votaron en contra, abriendo un profundo cisma en el partido que lidera Alexis Tsipras, una situación que ha llevado a algunos analistas a profetizar que podría haber elecciones generales en el país en el próximo otoño.