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La reunión entre la alcaldesa Ada Colau y el president Artur Mas; y el futuro incremento de la población mundial.
DESPUÉS de los encontronazos políticos habidos entre el president Artur Mas y la alcaldesa Ada Colau, ambos políticos se reunieron ayer en un clima de “lealtad institucional pese a las diferencias ideológicas” –según subrayó la edil de la capital catalana– para llegar a algunos acuerdos en torno a proyectos de infraestructuras y al reconocimiento y pago de la deuda de la Generalitat con el Ayuntamiento, que se cifra en 55 millones. Esa cercanía se hizo también explícita en torno al derecho a decidir de los catalanes, que Colau apoya, dejando en el aire si asistirá a la manifestación que las organizaciones cívicas preparan para la Diada.
Aunque también hubo desacuerdos, como el referente al traspaso de la tasa turística, la reunión entre Mas y Colau se inscribe en la más absoluta normalidad institucional. A tenor de lo expuesto por la propia Colau y por la portavoz del Govern, la vicepresidenta Munté, ambos políticos se reunieron con la mejor disposición. El pacto más destacado es que la Generalitat apoya la unión de las dos líneas de tranvías por la Diagonal, entre Francesc Macià y Glòries, un proyecto al que el anterior alcalde, Xavier Trias, se opuso por cuestiones técnicas y urbanísticas y que Colau cree vital para la movilidad ciudadana. El acuerdo supone que en septiembre se iniciarán los estudios del proyecto para proceder luego a su licitación. Este pacto llamó ayer poderosamente la atención, ya que, como decíamos, colisiona abiertamente con la postura mantenida durante el anterior mandato por CiU. El actual grupo convergente recordó ayer que hace cinco años fueron rechazadas en referéndum las opciones que consideraban la extensión del tranvía a toda la Diago- nal. En cualquier caso, y discrepancias políticas al margen, habrá que ver cómo se articula un proyecto de esta complejidad, que se impulsa sólo unos meses después de darse por acabada una reforma ambiciosa de la avenida barcelonesa.
Otro acuerdo importante es el reconocimiento de la deuda contraída por la Generalitat con el Ayuntamiento por impagos por servicios prestados y la financiación de algunas obras que corrieron a cargo del Consistorio en la época de Trias. Mas y Colau acordaron constituir una comisión mixta para analizar la deuda y la forma de pago, comisión que también se encargará de estudiar otros proyectos de infraestructuras, equipamientos y consorcios entre ambas instituciones. Por último, también se trataron cuestiones como las becas comedor para niños y vivienda social.
Pero donde hubo más sintonía entre los reunidos fue en las críticas al presidente Rajoy. Colau achacó al líder popular el “bloqueo del Gobierno del Estado que impide derechos fundamentales como el derecho a decidir”, una actitud que calificó de “déficit democrático”. Aunque es cierto que la alcaldesa de Barcelona siempre se ha mostrado partidaria del derecho de los catalanes a decidir su futuro e incluso admitió haber votado sí-sí en la consulta participativa del pasado 9-N, lo cierto es que Colau ha puesto su preeminencia política en la cuestión social. Sin que haya habido un cambio de posición, llama la atención que haga tan explícito su apoyo a un referéndum sobre el futuro de Catalunya en su reunión con Mas y que lo trasmita después a los medios. Quizás esa voluntad de definirse tenga que ver con la proximidad de la convocatoria de las elecciones catalanas.