Las expectativas de Podemos
Afinales del pasado año, algunas encuestas dispararon las expectativas electorales de Podemos y las colocaron casi a la altura de las esperanzas de los dirigentes de esta nueva formación política. Transcurridos varios meses, los nuevos sondeos que se van conociendo rebajan considerablemente las previsiones anteriores, aunque los resultados que se anuncian siguen siendo exitosos para un partido recién llegado.
Una de las primeras encuestas que elevó las expectativas de forma singular fue el Navarrómetro de noviembre del 2014. Anunciaba que Podemos sería la primera fuerza en la comunidad foral con 18 escaños. Las elecciones autonómicas la situaron en cuarto lugar con 7 miembros en el Parlamento de Pamplona, lo que no está nada mal, pero no es lo mismo. El Euskobarómetro de diciembre situaba al partido de Iglesias como segunda fuerza vasca y le asignaba entre 21 y 22 escaños. La última oleada de este sondeo, en cambio, rebaja 10 puntos las expectativas de Podemos, reduce a la mitad la previsión de escaños vascos que obtendría y sitúa en tercer lugar a esta formación. No está mal, pero no es lo de diciembre.
Una peculiaridad de las encuestas de finales del 2014 es que se estaban haciendo sin que Podemos contara todavía con estructuras territoriales. Era un partido con cuatro dirigentes nacionales ubicados en Madrid, una imagen de éxito por las euro-
Ahora, los ciudadanos ya pueden poner nombre y cara a la representación más cercana de Podemos
peas y un vacío territorial sin cuadros ni organización. Esa carencia se ha subsanado y cuando se hacen las encuestas los ciudadanos ya pueden poner nombre y cara a la representación más cercana de Podemos. Ya no se elige a ciegas, sino con más información y en esas circunstancias, curiosamente, las expectativas se reducen.
Otro dato que explica el relativo pinchazo de Podemos es que el mapa político situado a la izquierda del PSOE está experimentando cambios que el pasado año no estaban presentes ni se intuían. La negativa del partido de Iglesias a concurrir a las elecciones locales con sus siglas le llevó a impulsar candidaturas populares con la suma de organizaciones de diverso tipo que obtuvieron un éxito notable en los municipios. Los ayuntamientos de Madrid o Barcelona son el símbolo principal del éxito de la fórmula elegida para los comicios locales.
Ahora, Podemos quiere ir con sus siglas a las elecciones generales, pero muchos de los grupos sociales que contribuyeron al éxito municipal aportando sus nombres en las listas y su trabajo en la campaña quieren repetir la fórmula del triunfo y no están dispuestos a aparecer como comparsas sin nombre del partido de Iglesias. Izquierda Unida se ha puesto al frente de la propuesta y eso ha generado unas nuevas expectativas en un espacio en el que hace unos meses se creía que no había más capataz que Podemos. Se extiende la percepción de que la fórmula de candidaturas populares, con IU dentro, puede tener cierto respaldo en las urnas y eso contribuye a erosionar las esperanzas de Podemos que ha puesto sus siglas, sus candidatos y su proyecto por encima de todo.