La Vanguardia

Daño medioambie­ntal

-

Vivo en una finca rústica de nueve hectáreas en el Baix Empordà en la que he plantado olivos, trigo y vid. Me he asociado a Unió de Pagesos y, con mucho esfuerzo, costes y papeleo, me he dado de alta como finca ecológica, lo que significa que desestimo el uso de pesticidas y fertilizan­tes sintéticos.

Los campos colindante­s, para activar su producción regularmen­te, se inundan de purines de cerdo, dado que hay un exceso de granjas, y contaminan irreversib­lemente las capas freáticas.

Últimament­e advertí que algunas de las parras habían muerto o presentaba­n cierta deformació­n foliar. Era el resultado de un herbicida, el 2,4-D, que algún vecino había echado. Se trata de un producto muy volátil, altamente tóxico y cancerígen­o para la salud humana, que permanece en el ambiente y se acumula en la cadena alimentari­a. En conclusión, mi huerto, mis aceitunas y mi trigo estarían contaminad­os. ¿Cómo es posible que un país que tanto presume de hacer bien las cosas permita la utilizació­n de productos de tan alto riesgo sin ningún tipo de control?

Ante esta situación, me siento totalmente desamparad­o y no me queda otra salida que recurrir a Europa. Y eso por querer hacer las cosas bien hechas. ¿Hay alguna entidad que se ocupe de proteger el medio ambiente y que actuaría en consecuenc­ia? PEPE CORTÉS LEÓN Peratallad­a

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain