Seducción fatal (para Trias)
Sorprendente. Así podríamos definir el resultado de la primera reunión institucional entre Artur Mas y Ada Colau. La alcaldesa salió del Palau de la Generalitat con varios trofeos menores, más o menos previsibles, y otro, mayúsculo, del todo inesperado: el aval del president a su iniciativa de unir los dos tranvías a través de la Diagonal. Aunque es cierto que el Govern de CiU nunca se ha mostrado beligerante con este proyecto (no llegó a retirarlo del Plan Director de Infraestructuras revisado por el tripartito), también lo es que el no rotundo a la conexión tranviaria por la avenida se convirtió, sobre todo después del fracaso socialista en el referéndum sobre la reforma de la Diagonal, en una de las banderas de Xavier Trias. ¿Qué ha sucedido para que el presidente de la Generalitat haya dejado ahora en tan mal lugar y con la moral por los suelos a quienes le defendieron a capa y espada una y mil veces y le cubrieron las espaldas en multitud de ocasiones, aunque fuera a costa de rebajar sus opciones de revalidar la alcaldía? Quizás haya una explicación en clave de proceso soberanista que se escapa de las versiones oficiales dadas ayer por la propia Ada Colau y por la vicepresidenta Neus Munté. Sólo esta razón inconfesable ayudaría a comprender un poco mejor lo que parece una seducción política en toda regla de la alcaldesa al president, que hace escasos días todavía se refería a la exactivista de la PAH y al mundo que representa como uno de los grandes enemigos de la Catalunya que aspira a independizarse. Lo de ayer fue una seducción en toda regla..., una seducción fatal para el principal grupo de la oposición en el Ayuntamiento.