Una temporada teatral
Decididamente, TV3 y el canal 33 no viven sus mejores años desde el punto de vista de la innovación. Pero la causa renovadora no debe darse nunca por perdida, por lo que es necesario rescatar alguna de las líneas experimentales que han tenido una cierta presencia a lo largo de este último tramo de la temporada en los dos canales. Y sin lugar a dudas una de las más sólidas ha sido la de intentar transportar la experiencia dramatúrgica a la pantalla televisiva. Esto ha sido posible gracias a la serie Teatral, dirigida por Judith Colell y Roman Parrado y producida por Batabat, que desde el mes de abril ha ido siguiendo semanalmente en el canal 33 las interioridades de la preparación de la obra L’art de la comèdia en el TNC, dirigida por Xavier Albertí y protagonizada por Lluís Homar. No es la primera vez que se desentraña un proceso de preparación de una obra dramática, pero no es tan habitual hacer una serie, manteniendo en su caligrafía cierta primacía de la narrativa cinematográfica. El resultado no debería servir para pasar página y a otra cosa, tan típica de las maneras de hacer de la televisión pública catalana, sino al contrario, para seguir indagando en esta brecha abierta, y abordar desde diferentes prácticas televisivas el prisma del cruce entre la pantalla televisiva y la experiencia dramática presencial.
En esta misma línea se inscribe un programa concebido como entretenimiento pero a priori igualmente interesante, Improstarr que produce Fausto y que se presenta esta semana. Es muy sugestivo pensar sobre el proceso por el cual se llega a concebir este programa, un procedimiento típico de la construcción de un nuevo formato en la televisión. En este caso Improstarr recoge una experiencia previa que ha demostrado tener éxito en el circuito alternativo de teatros, los ‘combates de improvisación’ y la traslada al lenguaje televisivo, sustituyendo el escenario por el plató. Pero a la espera de analizar el contenido del programa, debemos saludar la idea de hacerlo, porque responde a una dificultad experimental, la de
TV3 y el canal 33 deberían aspirar a dar pasos adelante en el gran proyecto de hacer de la televisión un teatro multipantalla
saber si la televisión es capaz de proporcionar, con la distancia que da la pantalla y la grabación previa, el mismo tipo de placer que nos suministra asistir en directo a una obra de improvisación donde el protagonismo del público es radicalmente presente, y donde la huella de los actores funciona de manera inversa a la tradicional: son ellos los que deben construir el sentido dramático instantáneo de una acción, convirtiéndose al mismo tiempo en actores, autores y guionistas. Una ambición de riesgo, la de hacer presente el teatro de una manera diferente a la habitual.
En un país donde la dramaturgia teatral busca constantemente nuevos modelos relacionales con los espectadores, donde las pantallas pueblan los escenarios en busca de nuevas formas de transmisión emocional y de conocimiento, donde afloran teatros alternativos en los que el público adopta formatos diversos de participación, TV3 y el canal 33 deberían aspirar a dar pasos adelante, en la próxima temporada, en el gran proyecto iniciado de hacer de la televisión, también, un teatro multipantalla.