La Vanguardia

La ambición rubia

Raquel González quiere dar la razón a María Vasco y consagrars­e como su sucesora en la marcha

- Toni López Jordà

La aparente fragilidad de sus 48 kilitos, pura fibra, puro nervio, se transforma en un torbellino pasional cuando la chica reivindica enardecida el esfuerzo de los marchadore­s, los atletas o de cualquier deportista que se deja el cuerpo y el alma. “La gente quizás sólo ve los resultados. Si supieran el recorrido que ha hecho cada uno, los entrenos, las lesiones, los sacrificio­s...”. De todo eso sabe un rato Raquel González,

la rubia, mataronesa de 25 años, marchadora desde los 11, designada por la reina María Vasco como su sucesora en la marcha atlética. Raquel quiere darle la razón a su ídolo. El trono español de los 20 km ya es suyo. Su ambición se proyecta ahora hacia los Juegos de Río, pese a que “hace poquito que he aterrizado en la élite”, puntualiza esta discípula de Josep Marín, uno de los padres de la marcha, cuatro veces olímpico.

Marín no es hombre de regalar halagos. Entrenador exigente, perfeccion­ista tenaz, Pepe, como lo llama Raquel cariñosame­nte, descuelga el teléfono desde Francia para hablar sobre su niña, con la que estos días está preparando el Mundial de Pekín. “Raquel es una atleta muy valiente, sin miedo, no teme ni los ritmos ni los retos; es lo que la diferencia”, arranca el exmarchado­r de El Prat. “Todavía es joven y necesita acabar de desarrolla­rse física y psicológic­amente, así que el tiempo dirá si puede ser la sucesora de Vasco. Al final se trata de un equilibrio difícil, nadie sabe lo que cuesta. Hay deportista­s que han llegado muy arriba y les ha costado dos, tres, cinco años, y dar todo lo que llevan dentro. A Raquel le veo mucho futuro, creo que potencialm­ente puede llegar muy lejos”, concede Pepe antes de volver al entreno.

Le espera Raquel, dispuesta a otro esfuerzo más, a completar sus 150 km semanales, a machacarse con sesiones de prevención y musculació­n, para minimizar las lesiones. El tendón de Aquiles y la cintilla la han llevado por el camino de la amargura. Durante dos años llegó a correr con las zapatillas recortadas por el talón para combatir el dolor. Una idea de Pepe. Este año la han castigado los tibiales, que la han frenado en la preparació­n. “Soy muy exigente conmi- go misma. Mucho. Eso me lleva a dar lo mejor de mí. Siempre más, más, más. Ambición y exigencia es lo que me lleva”, confiesa Raquel, que ha encontrado en Marín la figura ideal para perfeccion­arse, para exprimirse al máximo. “Él me ha cultivado. Estoy donde estoy gracias a él. Me ha formado como persona, porque tiene un carácter muy duro que le va muy bien a mi personalid­ad… Para mí es lo mejor. Si quiero lograr lo máximo, quiero ese Pepe con firmeza. No vende humo. Es sensato, realista, me da confianza y me aporta sus conocimien­tos técnicos para marchar eficientem­ente”, comenta la joven, que se entrena con Marín desde que entró en el CAR de Sant Cugat en el 2005, con 15 años.

Fue un encuentro salvador para Raquel. Llegaba al CAR todavía con lágrimas en la cara por haberse tenido que separar de su primer entrenador, su descubrido­r, Juan Carlos Rodríguez, “mi papá de la marcha”; el visionario que en las pistas de los Lluïsos de Mataró se percató de la soltura y la gracia que tenía para marchar aquella rubita de 11 años. Una muñeca que se entrenaba con los veteranos, que llegaba a casa pasadas las 10 de la noche, para preocupaci­ón de sus padres, José y Mari Carmen, porque no eran horas de andar por ahí, porque la niña no tenía tiempo de estudiar, porque aquello del atletismo, no sé yo... Pero con 13 años, Raquel se armó de razones cuando, en el 2002, se proclamó subcampeon­a de Catalunya cadete. Y eso que el profesor de Educación Física la aprobaba con suficiente­s raspados. “¡Suficiente­s en gimnasia! Tengo crucificad­o a aquel profe...”, se ríe ahora Raquel, que empezó a mirarse en el espejo de una María Vasco convertida en heroína nacional por el bronce logrado en Sydney. La primera atleta española que ganaba una medalla en unos Juegos. Un icono para Raquel. Trece años después, la estrella de Viladecans se retira y la señala con el dedo. ¡A ella! “Es un privilegio que alguien como María Vasco piense que tiene una sucesora que lo vale. A veces quizá no nos valoramos demasiado... Sus palabras me sirven de motivación”, dice Raquel, con los ojos puestos en Pekín, pero sobre todo en los Juegos de Río, para los que ya tiene la mínima –la RFEA exige 1h33m30s y ella atesora un 1h29m34s–. “No me conformo sólo con ir, está claro que yo con lo que sueño es con una medalla”, anhela la ambición rubia.

CON LA MÍNIM A EN EL BOLSILLO “No me conformo sólo con ir a los Juegos, yo con lo que sueño es con una medalla”

 ?? GEMMA MIRALDA ?? Raquel, además de ser uno de los referentes de la marcha, está licenciada en Comunicaci­ón Audiovisua­l y ha cursado másters en gestión deportiva y dircom
GEMMA MIRALDA Raquel, además de ser uno de los referentes de la marcha, está licenciada en Comunicaci­ón Audiovisua­l y ha cursado másters en gestión deportiva y dircom
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