La Vanguardia

“El uso del móvil, por higiene mental, debe ser restringid­o”

- LLUÍS AMIGUET

Tengo 39 años: ahora convierto promesas en realidades. Soy de Barcelona y he propuesto a la Fundació La Caixa el Barcelona Institute for Brain Science. Investigo y ejerzo en Vall d’Hebron. Si desvelamos las causas de la migraña, descubrire­mos las estrategia­s adaptativa­s del cerebro

Por qué nos duele la cabeza? Porque el cerebro dirige la adaptación del organismo a los cambios continuos en sí mismo y en el medio... ¿Y esa adaptación duele? ...Y el dolor es la advertenci­a del cerebro a todo el cuerpo para que, mientras se esfuerza en adaptarse, no emprendamo­s nada, nos movamos lo mínimo, nos retraigamo­s... Y no asumamos más riesgos.

Entonces la migraña es útil. Tiene sentido evolutivo: inmoviliza todo el cuerpo del mismo modo que, cuando recibimos un golpe en un brazo, el dolor nos lo hace paralizar instintiva­mente y protegerlo con el otro brazo mientras se recupera.

¿Ese dolor no es a veces excesivo? Algunas personas propensas, en efecto, sufren de migraña crónica como resultado de una sobrerreac­ción adaptativa del cerebro a esas modificaci­ones repentinas.

¿Las señoras son más migrañosas porque sobrerreac­cionan más? Las mujeres sufrimos mayores cambios endógenos y más bruscos: los hormonales, la menstruaci­ón o la ovulación, entre otros, que requieren adaptacion­es continuada­s.

¿Qué causa migraña a los señores?

A todos nos duele la cabeza ante variacione­s extremas en nuestro cuerpo y en el entorno, como deshidrata­ción, fatiga acusada, hipertensi­ón o las situacione­s de estrés que generan ansiedad.

Ahora me duele la cabeza... Hace frío. Porque usted venía de la calle, que hoy es una sauna, y de repente se ha metido en esta habitación con una temperatur­a 15 grados más baja y mucho más seca...

¿Y mientras me adapto, la migraña evita que se me ocurra quitarme más ropa? El cerebro, por si acaso, desencaden­a ese dolor paralizant­e para que, durante este proceso de adaptación, usted se mueva lo menos posible y no asuma más riesgos.

¿Por qué ese dolor se vuelve crónico? Ahora trabajo para descubrir la respuesta a esa pregunta, porque, además, nos revelará cómo nuestro cerebro, esa caja aislada del entorno dentro del cráneo, se comunica con los sentidos y estos con el medio. Si desciframo­s esos mecanismos –en eso estoy– aprenderem­os mucho sobre las estrategia­s adaptativa­s de nuestro cerebro.

¿El cerebro reacciona o se anticipa? Nuestro cerebro elabora continuame­nte al- goritmos principal: la de superviven­cia.predicción con un objetivo

Aprende ¿Cómo de los experienci­aselabora? pasadas y las proyecta mente en pistasel futuroy códigos descifrand­opara interpreta­r incesante- la realidad. Por eso podemos anticipar el sabor de un helado de fresa y por eso nos sorprendem­os al descubrir que es de salmón.

Y la próxima vez pensaremos también en salmón al ver un color que era fresa. El cerebro aprende con ensayo, error y acierto, y mejora sus estrategia­s adaptativa­s.

¿Cómo? La educación logra aumentar nuestra velocidad adaptativa y mejora nuestro bienestar cerebral, que yo diría que consiste en tener conciencia del control de todas tus facultades y sentirte a gusto contigo mismo.

¿Hay personalid­ades más propicias a sufrir migrañas? Además de cierta propensión genética, tal vez quienes sufren ansiedad anticipato­ria y personalid­ad hipercontr­oladora acostumbra­n a tener más predisposi­ción a cronificar sus migrañas. Un parpadeo acelerado, por ejemplo, suele delatarlas.

¿Algún consejo de higiene mental? Estamos sufriendo una explosión ubicua en el uso de las redes sociales que no es buena para nuestra higiene mental. Esa hiperconec­tividad digital es ansiógena y afecta a nuestras emociones causando un desorden indeseable.

¿Qué prescribe usted al respecto? Orden y límites para que no nos desborden las pantallas. La tecnología ha sido otra vez más rápida que nuestra biología evolutiva y tenemos que imponernos algunos filtros para evitar que nos supere la catarata de impactos emocionale­s que conlleva estar suscrito a una docena de grupos de WhatsApp, Twitter, Facebook y otras redes sociales.

Hay muchas, y todas con sus adictos. Por su higiene y la de los demás, use el móvil lo justo. Porque, del mismo modo que necesitamo­s gafas de sol, también requerimos filtros emocionale­s.

¿No hay alimentos, como el chocolate, el queso o el vino, que causan migrañas? El paciente busca la sustancia desencaden­ante de la migraña, pero no hay una sola, porque ese dolor acaba siendo un reflejo condiciona­do a cualquier estímulo que lo desencaden­a. El problema no es de sustancia, sino de desorden: no seguir rutinas horarias al comer, dormir, hacer ejercicio...

Tampoco bastará, pues, con una sola medicina, una molécula milagrosa. Por eso, mi investigac­ión no es mera farmacolog­ía. Sé que al descubrir las claves de la migraña desentraña­remos otras del cerebro y cómo se comunica con los sentidos para adaptarse. Sería un avance para todos; no sólo para los migrañosos.

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JORDI ROVIRALTA

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