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Identificados los restos de cuatro eminentes personajes enterrados en Jamestown, la primera colonia en EE.UU.
El capitán Gabriel Archer se llevó el secreto a la tumba. Por si existían dudas, esta semana ha quedado claro que todo eso de la CIA, el KGB, los espías o los dobles agentes viene muy de lejos.
Pueden cambiar los nombres, las siglas y las causas, pero la esencia es la misma: infiltrarse en las filas del otro. Da lo mismo que sea enemigo o amigo.
Jamestown, en Virginia, se considera el lugar donde empezó el imperio británico, su primera colonia permanente, según el arqueólogo William Kelson.
Su equipo de la fundación Jamestown Rediscovery, junto a los expertos del National Museum of Natural History, con sede en Washington DC, anunciaron la identificación de cuatro prominentes hombres que murieron –entre 1608 y 1610– en este asentamiento pionero en la ocupación de Norteamérica.
“Hace cinco años no habríamos sido capaces de lograr este resultado”, señaló Kelson durante la conferencia de prensa, en referencia a la importancia que han tenido los medios tecnológicos a fin de desvelar el misterio.
El último destino de los cuatro, de gran influencia para la comunidad en época tumultuosa por el hambre y los choques con los nativos, se había perdido en los vericuetos de la historia.
La identificación ha sido posible a pesar de que sólo han recu- perado el 30% de los esqueletos. Incluso han determinado, mediante recreaciones tridimensionales, que a algunos los metieron en ataúdes con forma humana.
Uno de ellos corresponde al reverendo Robert Hunt, al que se le conoce como el primer ministro de la iglesia anglicana en América. Falleció a los 39 años, en 1608.
Otro es el capitán Archer, líder de los primeros exploradores –compitió con el legendario capitán John Smith en las indagaciones por la costa Atlántica–, difunto a los 34, a finales de 1609.
El tercero responde por Sir Ferdinando Wainman. Expió en 1610, a los 34 años. Se cree que es el primer caballero que recibió sepultura en el Nuevo Mundo. El cuarto es el capitán William West, caído a los 24 –también en 1610– tras una refriega con los powhatan o los algonquines.
Sus restos fueron hallados en las ruinas de una iglesia ubicada en el sitio de Fort James. El templo se edificó en 1608 y, años después, se convirtió en el escenario de unos de los mayores eventos sociales de la época. Ahí contrajeron matrimonio en 1614 la al- gonquina Pocahontas y el colono viudo John Rolfe.
Han sido necesarias unas largas pesquisas para alcanzar estos resultados. Las excavaciones se iniciaron en 1994, mientras que el descubrimiento de la iglesia se produjo en el 2010.
Las cuatro tumbas, descubiertas en el presbiterio y con claras muestras de que los enterrados
Hallado un relicario en una tumba: el catolicismo podría haber llegado a EE.UU. antes de lo que se creía
eran personajes relevantes, emergieron en el 2013.
Una vez tramitada la documentación, no se ha acabado el misterio. En la tumba del capitán Archer dieron con una pequeña caja plateada, hoy con una pátina verdosa y áspera como papel de lija. Los investigadores la identifican con un relicario de la fe católica. Contenía siete fragmentos de huesos y dos piezas de una ampolla de plomo de las que se utilizaban para el agua bendita.
Así que uno de los principales líderes y más influyentes personajes habría sido un católico en medio de anglicanos. Hasta ahora se señalaba el siglo XIX como el inicio del catolicismo en Estados Unidos. En Jamestown, los historiadores creen que han dado con una “célula durmiente”.