Obama visita Nueva Orleans a los diez años del ‘Katrina’
El presidente de EE.UU. destaca la brecha social que dejó la tragedia
Estados Unidos recuerda el décimo aniversario de su peor desastre natural, el del huracán Katrina, que causó 1.800 muertos y destruyó un millón de casas. Obama visitó ayer los barrios más humildes de Nueva Orleans.
“Queda mucho por hacer”, admite el jefe de la Casa Blanca en la zona más devastada por la tormenta
Diez años después del huracán Katrina, la peor tragedia que se recuerda en Estados Unidos, con un balance de 1.800 muertos y un millón de casas y edificios destruidos, el presidente, Barack Obama, visitó ayer la capital de Luisiana y advirtió que la brecha social entre ricos y pobres y entre blancos y negros que existía antes de la tormenta convirtió la catástrofe natural en “un fracaso de los hombres y de los gobiernos” que aún perdura”.
Nueva Orleans vive el décimo aniversario del Katrina con una doble sensación de optimismo por el éxito de la reconstrucción de la ciudad –debido no sólo a la inversión pública, sino también al volunta- rismo y a las iniciativas solidarias– pero también de frustración por la incapacidad que está demostrando el sistema en incorporar los barrios periféricos, los que sufrieron las peores consecuencias de la tormenta, al tren de la reconstrucción que está dominando física y psicológicamente el centro de la ciudad. “Hemos visto esta ciudad recupe- rarse –destacó el presidente– y quiero subrayar el excelente trabajo que se ha hecho, pero quiero recordar a la gente que todavía hay mucho trabajo por hacer “.
Obama sostiene que el problema viene de lejos y es previo a la catástrofe que agravó las condiciones de vida de los que malviviendo en condiciones difíciles tuvieron que hacer frente a la tragedia en inferioridad de condiciones.
“Tiempo atrás –dijo el presidente– Nueva Orleans estaba plagada de desigualdades estructurales que dejó a mucha gente, especialmente a los pobres de color, sin buenos puestos de trabajo, sin una vivienda digna o una asistencia sanitaria asequible... Demasiados ni- ños crecieron rodeados de delitos violentos, que iban en bicicleta a escuelas de calidad inferior y donde muy pocos tenían la oportunidad de salir de la pobreza”.
Ahí en el Lower Ninth Ward, el barrio habitado por afroamericanos pobres en un paisaje dominado por casas abandonadas, algunas mal reparadas y parcelas vacías, se levanta, sin embargo, un impresionante centro cívico que se ha convertido en símbolo de la recons- trucción. El Andrew P. Sánchez Comunity Center es una infraestructura cultural, deportiva y recreativa con modernas instalaciones y herramientas tecnológicas que probablemente jamás se habría construido si no hubiera ocurrido la tragedia del Katrina. Ha costado 17 millones de dólares y la inversión ha corrido a cargo de la Agencia Federal para las Gestión de Emergencias (FEMA), probablemente por ello ese fue el lugar elegido por el presidente Obama para su visita.
“No hace mucho, nuestra reunión aquí en el Lower Ninth Ward parecía poco probable –admitió el presidente–, pero hoy, este nuevo centro comunitario es un símbolo de la extraordinaria capacidad de recuperación de esta ciudad y de su gente”.
Reunido con líderes vecinales y jóvenes que han participado en las iniciativas solidarias, Obama enfatizó “lo que es posible cuando los ciudadanos y los líderes corporativos trabajan juntos para levantar sus comunidades y construir de nuevo en formas más innovadoras y más capaces para el crecimiento económico”.
Resiliencia es la palabra de moda en Nueva Orleans, referida a la capacidad no sólo de superar la adversidad sino de aprovechar la desgracia para construir una nueva y mejor realidad.
Pero fue necesario un huracán devastador que causó daños por 150.000 millones de dólares para que el Congreso aprobara una partida de 14.000 millones y se construyeran nuevos diques a prueba de huracanes, un hospital de 2.000 millones y una reforma integral del sistema escolar. Cuatro de cada cinco residentes blancos cree que Nueva Orleans está mejor que nunca, y tres de cada cinco negros opinan lo contrario.