Sants pide más civismo
El decorado de la calle Alcolea de Dalt, ganadora este año, sufre las agresiones de vándalos e incívicos
Un año más, los vecinos del barrio de Sants han vuelto a engalanar sus calles con los decorados que han estado preparando durante meses para esta edición de la fiesta mayor y, otro año más, la misma escena vuelve a repetirse: gente que toquetea las figuras, adornos por el suelo, otros que se vienen abajo, o algunos que, directamente, desaparecen. La afluencia masiva de visitantes en esta semana es uno de los principales motivos de que los decorados no resistan, como debería ser, hasta el final de las fiestas, aunque a esto hay que añadirle las noches de borrachera que llevan a más de uno a ensañarse con algunos elementos de decoración.
Entre las calles que peor paradas han salido este año se encuentra la de Alcolea de Dalt, que con la recreación del Nueva York de los años treinta y su monstruo más conocido, King Kong, ha ganado el primer premio del concurso de la fiesta y es por tanto una de las más transitadas. El temible gorila que recibe a los visitantes estaba hasta hace apenas unos días rodeado por dos aviones que “volaban” colgados de los balcones. “Mira mamá, King Kong ha derribado un avión”, grita un niño mientras señala a una de las figuras que ahora descansa a los pies del gorila en el suelo.
Según Jeroni Melgar, presidente de la federación de asociaciones y comisiones de calles de la festa major de Sants, “en Alcolea de Dalt ha habido bastantes problemas. Han arrancado pelo del brazo del gorila y el Empire State en el que estaba subido se ha caído, han tumbado un avión y la entrada –una puerta hecha a base de botellas que conduce hasta una jungla, el hábitat de King Kong– se ha venido abajo dos veces”. Y lo peor, asegura, es que algunos decorados están hechos para que el público participe. “Pero les da igual. El problema es que la gente no respeta el trabajo de los vecinos” dice resignado Melgar. Aun así, el presidente cree que en estas fiestas no ha habido mucha diferencia de destrozos con respecto a otros años, “Desgraciadamente, siempre hay algún gamberro que disfruta más rompiendo los decorados que con la propia fiesta”, afirma. “Lo que sí hemos observado este año son más lateros” y eso, opina, contribuye al aumento del vandalismo.
A pocos metros del escenario de King Kong, en la calle Alcolea de Baix, un dragón verde, el de la leyenda de Sant Jordi, permanece intacto tras unas vayas. La mayoría de calles engalanadas opta por esta medida para proteger a sus muñecos, aunque otras, como la calle Rossend Arús, prefiere informar a los viandantes de que las plantas de sus decorados “están vivas” con carteles que indican: “No me gustan ni el alcohol ni el tabaco”, una advertencia que seguramente muchos a los que va dirigida, en la oscuridad de la noche y con una copa de más, no alcancen a leer.
Ricard, un vecino del barrio de Sants, comenta que la semana pasada presenció durante un concierto en la plaza Rovira i Trias, en las fiestas de Gràcia, como unos jóvenes destrozaban varios adornos. “No me extrañaría que aquí hicieran lo mismo. Es una lástima porque si no vienes los primeros días no puedes ver las calles en condiciones” y añade que “habría que enseñar a la gente un poco de civismo”.
“El problema es que la gente no respeta el trabajo de los vecinos”, dice el presidente de la comisión de fiestas