Piqué vuelve al ruedo
La Federación Española le castigó para la Liga pero le necesita para la selección
Gerard Piqué vuelve con la selección española ante Eslovaquia en Oviedo, donde cogerá ritmo de cara al fin de su sanción en la Liga. La última vez que jugó con la roja en España fue silbado de manera notoria en León. Por eso el recibimiento que le depare el público del Carlos Tartiere será uno de los focos de atracción.
Y es que todo en Piqué parece un exceso, para lo bueno y para lo malo. No deja de ser una paradoja que sin, haber podido debutar en la Liga al ser sancionado con cuatro partidos, de los que ha cumplido dos, por insultar al asistente de Velasco Carballo en la Supercopa (“Me cago en tu puta madre”), Piqué tenga ahora que acumular minutos en la defensa de la Federación que le castigó sin atender los requerimientos de su club.
En su escrito de recurso, el Barcelona intentó probar que lo que había dicho el central era la castellanización de la expresión catalana “la puta mare”, alegaciones que Competición desestimó por considerar que “no pasan de ser una cortina de humo ante un meridiano insulto”.
Sobre el comportamiento hoy del público colea lo sucedido el pasado 12 de junio en León, cuando con ocasión de un amistoso con Costa Rica, lo más destacado del partido fue la sonora pitada que recibió Piqué cuando salió al campo y cada vez que tocó el balón, probablemente, la primera vez en la historia que la afición española increpa a uno de los jugadores de su selección.
Para Xavi Hernández, ya retirado de la roja, los motivos fueron claros: “León debe ser madridis- ta”. Si es así Piqué también podría escuchar música de viento esta noche. El fútbol asturiano desde siempre tiene el corazón partido: Gijón es azulgrana y Oviedo, blanca. El propio Piqué asumió con naturalidad los pitos de aquella noche, que entendió se debían a cuando se metió con Cristiano y su fiesta de cumpleaños. “La gente hace lo que le da la gana, unas veces te silban y otras te aplauden, no pasa nada, es mi trabajo”.
Si Piqué asumió los silbidos como una parte más del fútbol y las pasiones que provoca, su situación provocó una catarata de afecto hacia el jugador por parte de sus compañeros de la roja y hasta del mismo seleccionador. “El que pita a Piqué pita a España. No ha dicho nada grave, pero hay una incitación grande por parte de algunos medios al odio. Qué mejor que meterse con un jugador catalán. El patriotismo hay que demostrarlo. Y me enerva y me pone de mala leche porque quien pita a un jugador español, que lleva 70 partidos internacionales, pita a la selección española”, señaló Del Bosque.
Más allá de esas palabras de cariño y de su calidad que le ha convertido en uno de los mejores centrales del mundo, Piqué no resulta indiferente a nadie, y menos a la prensa madrileña que le menta constantemente los diferentes enredos en que ha estado metido: la manita y sus festejos recordando
“Yo siempre he sido bromista. Ahora me voy haciendo mayor y hago menos pero buenas”
al Real Madrid, la alusión al DJ Kevin Roldán, el escupitajo al federativo Pedro Cortés cuando celebraba el Mundial en un autobús descapotable por las calles de Madrid o los feos episodios de las bombas fétidas y el rifirrafe del aparcamiento con un guardia urbano de Barcelona.
Contra toda esa leyenda negra, Piqué se defendía ayer en una entrevista con uno de los patrocinadores de la selección: “Si haces bromas tienes que saber encajarlas. Yo siempre he sido muy bromista. Antes hacía más, ahora te vas haciendo mayor y hago pocas pero buenas”. También asegura que no le influye demasiado el ambiente que se vive en los campos: “Desde que he sido futbolista no me fijo nunca mucho en los ambientes. La verdad es que me da bastante igual si me pitan o no. Entro en el campo y me concentro en el juego. Te acostumbras a eso porque es parte de tu vida”.