El corredor descarrila en El Pertús
El tráfico de mercancías por ferrocarril encalla por el bloqueo político y flagrantes errores técnicos y de gestión
El concurso de acreedores de TP Ferro, la concesionaria del túnel del Pertús entre España y Francia, supone la última piedra en las vías –o, más bien, el último socavón– que complicará la puesta en marcha del Corredor Mediterráneo, la infraestructura más decisiva para impulsar el tráfico de mercancías y la economía de Catalunya y otras comunidades mediterráneas. La compañía, declarada en concurso de acreedores el pasado martes con unas deudas de 550 millones de euros, reclama a los estados español y francés 304 millones de euros para restablecer su “equilibrio económico”.
En román paladino, TP Ferro pide un rescate tras incumplir de forma estrepitosa su plan de negocio –los ingresos alcanzan apenas una cuarta parte de lo presupuestado– y constatar su incapacidad para renegociar una deuda financiera de casi 390 millones. ¿Por qué ha colapsado la empresa de la ACS de Florentino Pérez y la francesa Eiffage? Y, sobre todo, ¿qué culpa tiene la firma en la lastimosa trayectoria y el devenir del Corredor?
Los expertos consultados coinciden en que TP Ferro no ha hecho las cosas bien: “La aproximación del concesionario al mercado para entender el negocio ha sido nula desde el primer día”, comentan desde una empresa del sector del transporte. La misma fuente carga también contra Renfe, a la que acusa de obstruir la entrada de operadores privados en el tráfico de mercancías. “Han bloqueado el uso de sus locomotoras, las únicas que, hoy por hoy, pueden circular , aunque sea provisional e ineficientemente, por esa infraestructura”, agrega.
Juan Diego Pedrero, gerente de la Asociación de Empresas Ferroviarias Privadas (AEFP), explica que la línea entre Barcelona y la frontera requiere la utilización de locomotoras con una serie de condicionantes técnicos que no cumple ninguna máquina del mercado. Sólo Renfe consiguió una autorización provisional para circular con viejas locomotoras adaptadas, no homologables, pero que, a trancas y barrancas, sirven. La compañía pú- blica creó hace dos años la Sociedad de Alquiler de Material Ferroviario, pero no ha querido incluir esas locomotoras (llamadas 252) entre su oferta disponible. “Ningún operador privado tiene acceso a las máquinas, con lo que, en la práctica, el Corredor Mediterráneo es un monopolio de Renfe al menos para lo que respecta al transporte de mercancías”.
Obviamente, sin apenas oferta y sin competencia, la demanda queda insatisfecha. Los grandes grupos industriales catalanes saben que, a día de hoy, no pueden contar con el ferrocarril para exportar. Se-
El concurso de TP Ferro complica aún más la culminación de un eje vital para Catalunya y Valencia
gún Manel Medina, responsable de distribución de vehículos de Seat, “para nosotros es fundamental contar con una infraestructura ferroviaria de primer nivel, que nos permita transportar de manera eficiente nuestros coches a Europa; para ello, se precisa una buena planificación para que la gran industria pueda utilizarla y también para que los trenes no vuelvan vacíos y haya flujo de productos en los dos sentidos”.
¿Por qué no atiende Renfe esta demanda? En primer lugar porque el corredor aún está incompleto. Pero también por la falta de incentivo y por otros problemas técnicos añadidos. Josep Maria Rovira, secretario general de la asociación Ferrmed, señala una que es crítica: el suministro eléctrico. Sin la interconexión con Francia, que aún no está operativa, el tramo de El Pertús precisa de la energía de sus cinco subestaciones eléctricas. “Si falla una, no pasa nada; si lo hacen dos, es el caos”, dice el ingeniero Rovira.
Y en esas andamos, con dudas en el horizonte. La subestación de Santa Llogaia (Alt Empordà) estará operativa a finales de año, pero la de Riudarenes (Selva) sufre un tremendo retraso y tardará aún unos cuatro años en estar operativa. “Mientras tanto, la capacidad de la línea queda muy mermada, porque ¿quién se atreve a apostar por una vía de transporte que puede fallar en cualquier momento?”.