Un estado de ánimo llamado Bronx
Más que una referencia geográfica, el Bronx se convierte en un estado de animo. Esta idea flota en el ambiente cuando el explorador urbano cruza el High Bridge, datado en 1948, el puente mas antiguo de la ciudad –considerado “la High Line original”– que conecta el Bronx y Manhattan. Ha reabierto recientemente después de permanecer cerrado 45 años.
El trazado, de unos 400 de metros, discurre sobre el río Harlem y las vistas son extraordinarias. Es una ruta peatonal –se admiten bicicletas a baja velocidad– y otro punto de vista de Nueva York.
En el lado de Manhattan, en el barrio de Washington Heights, una pancarta da la bienvenida. Escrito con grandes letras negras, en inglés y español, reza así: “Gracias por restaurar el High Bridge”.
Sobre las partes en blanco, los ciudadanos han dejado constancia de su felicidad.
Una sensación que causa sorpresa, o indignación, al recordar el titular del tabloide reaccionario The New York Post el día de la fiesta de reapertura: “Puente al miedo”.
El argumento es que los de Manhattan temían una invasión de pistoleros de enfrente.
“Eso es una estupidez, antes la gente cruzaba igual, pero por el puente de arriba, el de los coches”, dice una vecina del Bronx, sentada en uno de los bancos mirando a los rascacielos del sur. Le acompaña su hija, residente en Washington Heights.