Una actriz contra el reloj
LA GANADORA DE UN OSCAR POR ‘PENA DE MUERTE’ SE HA VOLCADO EN LA PETICIÓN DE LA MONJA A LA QUE INTERPRETÓ EN ESA PELÍCULA PARA SACAR A UN REO PENDIENTE DE SER EJECUTADO EL DÍA 16
Siempre ha sido una mujer comprometida. Embajadora de Unicef y miembro de la organización solidaria Heifer Internacional, es además una reincidente activista política que no teme las consecuencias de sus actos hasta el punto de que en 1999 fue detenida durante una protesta llevada a cabo en Nueva York. Pero ahora, la actriz de 68 años (69 el próximo 4 de octubre) que apoyó la candidatura de Barack Obama y en el 2011 se puso al lado de la causa de los indignados en el movimiento Occupy Wall Street, tiene entre manos uno de los papeles más difíciles de toda su vida. Y lo peor es que se le echa el tiempo encima. Su objetivo es salvar a un hombre de la pena de muerte que está planificada para el próximo 16 de septiembre.
La historia no es nueva para Sarandon porque vivió una muy similar en el cine cuando dio vida a la hermana Helen Prejean en
Dead man walking ( Pena de muerte), la película que le valió un Oscar en 1995 y que rodó junto a Sean Penn bajo la dirección de su ex marido Tim Robbins. El condenado en la vida real es Richard Glossip. Y la consejera religiosa que ha acudido a Susan Sarandon para evitar que sea ejecu- tado dentro de unos días es la misma Helen Prejean, convencida de la inocencia del reo.
La mítica Louise (la road movie en que Geena Davis interpretó a Thelma) ha hecho cuanto está en sus manos para ayudar al condenado. Ha intervenido en cuantos medios ha podido, ha agotado toda vía legal posible, ha hecho campañas on line, ha recaudado firmas para detener la ejecución y ahora está a la espera de que “que el gobernador se pronuncie y pida por una audiencia de clemencia, para que ahí se muestre la información que hasta ahora no ha salido”.
Richard Glossip fue detenido en 1997. Se le acusó de estar implicado en el asesinato de Barry Van Treese, en un motel de Oklahoma del que era dueño. Justin Sneed confesó el crimen, pero aseguró que fue Glossip quien le dio la orden. En consecuencia el primero fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de condicional y Glossip a pena de muerte. Pero hasta la hija de Sneed está de parte de Susan Sarandon y responsabiliza única- mente a su padre de lo sucedido. Tanto es así que el año pasado escribió a la junta de Oklahoma una petición de clemencia para Glossip a quien definió como “un hombre inocente en el corredor de la muerte”.
Susan Abigail Tomalin, así se llamaba Susan Sarandon antes de casarse con Chris Sarandon en 1967, está acostumbrada a mantener el pulso hasta el final. Hija de Philip Leslie Tomalin, productor de televisión y publicidad, y Leonora Marie, nacida en Sicilia, siempre ha alardeado de su ascendencia italiana, inglesa, irlandesa y galesa pero sobre todo de su capacidad de negociación por ser la mayor de nueve hermanos. Fue cheerleader en la universidad donde estudió arte dramático y no encontró el momento de ser madre hasta los 39, cuando tuvo a su primera hija con el director italiano Franco Amurri, tras una breve relación. Poco después conoció a Tim Robbins, doce años menor que ella, con quien tuvo otros dos hijos, uno cuando ella ya había cumplido los 43 y el último con 46. Quizá esta maternidad tan tardía la ha mantenido lo suficientemente joven como para superar la separación inesperada con Tim Robbins después de 22 años y también de haber encontrado a los 66 años un novio de 36, su socio en el bar SPiN, de Nueva York, Jonathan Bricklin.
Fueron cinco años de relación hasta que el pasado mes de mayo decidieron cortar. Según publicaba el New York Post, fue la actriz la que decidió acabar con la relación por la participación del empresario en el reality Connec
ted, de AOL, que durante seis meses sigue a seis personas y a sus parejas. “¡Tú estás en el reparto, yo no!”, dicen que se quejaba ella.
Aunque la ruptura podría no ser definitiva, el estilo de vida de ambos no se ha visto demasiado alterado. Susan Sarandon ya dijo en su momento que con Bricklin tenía una relación“nada corriente” por el hecho de que “no vivimos bajo el mismo tejado, no somos una pareja corriente. Es el alma de una persona lo que me interesa. Cuando estás enamorado, el asunto de la edad, el sexo o el color ya no tienen ninguna importancia”.
Está claro que del mismo modo en que se implica en ayudar a los demás, también habla abiertamente de su propia vida. Y en el capítulo sentimental se define como “monógama en serie”. Lo decía en The Daily Telegraph tras su mediática ruptura con Tim Robbins. Añadía: “Tus relaciones con la gente o con tu trabajo tienen que ser organismos vivos y que crecen. No son algo que alcanza un punto y se conserva solo. Tienes que nutrirlas, mantenerte curioso y hambriento. Una vez que dejas de hacer eso, te satisfaces y te quedas pegado”.