Imágenes que golpean
La foto de Aylan muerto en la playa ha logrado despertar conciencias, como lo hicieron antes la niña quemada por el napalm en Vietnam o la ablación de Kadi
Hay imágenes que golpean directamente en la conciencia. Es el caso de la fotografía de Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años ahogado en una playa del Egeo. Hay fotos que preferiríamos no ver: porque nos interpelan directamente sobre un drama humanitario que ocurre a nuestro alrededor, en la muy civilizada Europa. Cientos de niños han muerto en las aguas del Mediterráneo intentando huir de las guerras, el hambre y la miseria, pero eran niños sin rostro, sin nombre ni apellidos. Sin historia. De Aylan hemos visto su cuerpo inerte en la playa pero también se nos ha mostrado riendo abiertamente, feliz, junto a su hermano Galip, ahogado también junto a su madre.
La foto de Aylan se ha convertido en el símbolo de los miles de refugiados que huyen de Siria y ha significado un cierto revulsivo ante la pasividad de las autoridades europeas. En numerosas ocasiones a lo largo de la historia reciente las imágenes han sido el detonante de un cambio de actitud de los poderes públicos. Pero también de la ciuda- danía. La foto de Aylan recorrió las redes sociales y los medios con gran celeridad. Esa es la diferencia con otras imágenes que nos ha dejado la historia: el mundo se conmovía ante el drama de Aylan sólo instantes después de que su cuerpo fuera recogido por un policía.
Cuando las víctimas son niños el impacto social se multiplica. Ocurrió con la niña quemada por el napalm en Vietnam. Con la colombiana Omaira, cuya lenta agonía vimos en televisión. Con la niña de Sudán consumida por la hambruna y acechada por un ave carroñera. El drama de la inmigración tiene también otra imagen, de Javier Bauluz, la de una pareja disfrutando de un día de playa a escasa distancia del cadáver de un migrante. Una foto tomada en España que fue publicada por el Magazine de La Vanguardia y que el The New York Times llevó a su portada. Y hay otra imagen, publicada igualmente por La Vanguardia, que contribuyó a sensibilizar contra la ablación del clítoris. Obra de Kim Manresa, muestra el sufrimiento de Kadi, una niña africana.
Son imágenes para no olvidar. Imágenes que no deberíamos olvidar.