Pasarela transitable
El programa de Sandra Barneda organiza su propia realidad con cuestiones singulares y personajes raritos
‘TRENCADÍS’. El reto del nuevo programa de 8tv Trencadís consiste en tender una pasarela transitable entre los actuales puntales de la cadena, Arucitys y 8 al dia, enlazarlos con un pasillo que compacte la programación de la primera televisión privada catalana. Se trata de construir un puente transitable, cómodo y seguro, no una triste tirolina. ¿Lo conseguirá Trencadís, pese a lo amenazante del título? Hechas esta semana las presentaciones, que son siempre farragosas, he visto que Trencadís (8tv, lunes a viernes, de 16.30 a 19 h) está manejando materiales constructivos que podrían pavimentar un puente apetecible para ser paseado sin caer al vacío y rompernos la crisma (de nuevo pese al título). Me refiero a los asuntos que abordan en reportajes o en plató: hay voluntad de escapar de lo trillado, esfuerzo de originalidad, ganas de sacar partido televisivo a cuestiones poco explotadas, coraje para tratar ángulos exóticos de la realidad, singulares, peculiares. El programa no le hace ascos a nada ni a nadie, no teme a los críticos y al qué dirán, y eso me gusta. Esta semana, por ejemplo, he aprendido de primera mano cosas que no sabía sobre unas camisetas antimosquitos, sobre el fraude de los contadores eléctricos, sobre los efectos de las curas chamánicas con pandereta, sobre los secretos de un peluquero veterano, sobre las confesiones de un infiel empedernido (y sin embargo melancólico), sobre las experiencias paranormales de un curandero con sangre extraterrestre, sobre el trabajo de una doula en partos no hospitalizados, sobre el mejor modo de hacerte ermitaño, sobre cómo funciona un hotel para amantes esporádicos... Y cito de memoria. Nada de política ni de repetir páginas de diarios. Trencadís va a lo suyo, organiza su propia realidad, inventa asuntos de debate, busca reportajes raritos, quiere sorprender. Bien hecho. Puestos a ver la tele a esas horas de la tarde, que vaya a su aire. Si hay que caerse del puente, que sea en tirabuzón. Los colaboradores, además, tienen perfiles marcados y muy personales, y con el tiempo pueden establecer fricciones y avenencias, guiños y piques más o menos cultivados (véase la comedia cotidiana que ha constituido el mejor hallazgo de Sálvame), generar un universo autorreferencial y divertido, con risas y lágrimas. Y no olvidar, insisto, a los personajes raritos. Las entrevistas de promoción las vemos ya por todas partes. ¡Suerte, pontoneros!
ÍKER Y FÉLIX. Me descubro ante Íker Jiménez, que dedica esta noche el primer programa de su nueva y undécima temporada de Cuarto Milenio (Cuatro) al mayor comunicador que hemos disfrutado en España, Félix Rodríguez de la Fuente, que dejó una experiencia emocional, estética y filosófica indeleble a los que tuvimos el privilegio de verle y escucharle (en la radio era magnético, hipnótico, su prosodia paralizaba). Íker Jiménez tiene estas cosas: hace lo que le da la gana, trata lo que le apasiona y tiene sensibilidad afinada para la magia en sentido amplio. Y su suerte es que las cosas que a él le apasionan con ese fervor suyo casi infantil interesan también a muchísimos telespectadores y radioyentes. Todos ganamos con las cosas de Íker, que es un poquito heredero de aquel lobo de la comunicación, es un híbrido posmoderno de los doctores Félix y Del Oso. A Félix, lo de esta noche le hubiese gustado.